La geografía andina hizo indispensable el uso de puentes. Hubo por lo menos tres clases de puentes:
Puentes fijos: Se hacían para cruzar ríos pequeños y quebradas cortas, estaban construidas con cantera de piedra o de troncos de madera.
Puentes colgantes: Eran hechas de sogas trenzadas usando muchos mimbres, cuyo peso hacían que se arquearan; sus extremos eran fijados en los dos lados de la orilla de los ríos. Se hacían siempre dos puentes colgantes juntos; mientras uno de ellos se utilizaba el otro se construía, a veces demorando meses en ser terminado.
Puentes flotantes: Se hacían con totora, especialmente en los ríos vertientes del Titicaca (el del río desaguadero fue el más famoso).
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