jueves, 22 de septiembre de 2016

Los centros ceremoniales en el Antiguo Perú

Entre los años 1200 y 500 a.C. proliferaron grandes centros ceremoniales, construidos por las comunidades de los andes y la costa. En estos lugares se organizaban rituales y alrededor de los cuales se articulaba la vida social de las comunidades cuyos miembros vivían dispersos en diversos valles y pisos ecológicos. Desde estos centros ceremoniales se compartían creencias y formas de entender el mundo y se organizaba la vida social; por ello eran también muy importantes para el gobierno de la comunidad. El constante incremento de la población en esta época permitió disponer la fuerza de trabajo suficiente para la construcción de los grandes centros y espacios comunitarios. 

Características de los centros ceremoniales:
  • Resaltaban en el paisaje por su tamaño y vistosidad. 
  • Estaba compuesta por una o varias plataformas alrededor de amplios espacios que funcionaban como plazas. Eran los lugares donde se realizaban ceremonias que congregaban a la mayoría de las comunidades e invitados que llegaban de otras regiones. 
  • Tenían recintos reservados y corredores adonde solo algunas personas (sacerdotes, gobernadores) podían acceder.
  • Fueron construidos con adobe o piedras (de acuerdo con la disponibilidad de materiales en cada zona) y luego decorados profusamente con imágenes. 
  • Los edificios alcanzaron tamaños monumentales. Fueron construidos por varias generaciones y en la mayoría de los casos cubrieron edificios más antiguos.

Los centros ceremoniales de los Andes mantenían comunicación y formaban una gran red de la que Chavín de Huántar era parte. Se cree que esta llegó a extenderse desde el sur de Ecuador hasta la zona de Ica y Ayacucho. En esta red se intercambiaban conchas Spondylus y caracoles Strombus provenientes de Ecuador, moluscos de Piura y Tumbes, oro de Cajamarca, obsidiana de Ayacucho y posiblemente animales y plantas del bosque amazónico. Las comunidades compartían información e intercambiaban cerámica fina y textiles, que eran los medios en los cuales plasmaban sus creencias. 


En Huaca Partida y Cerro Blanco de Nepeña, dos sitios contemporáneos a Chavín ubicados en el valle costero de Nepeña, se concentraron similitudes de estilo con Chavín. En Huaca Partida se hallaron partes de muros decorados, con colores o relieves, similares a los de la Plaza Circular Hundida de Chavín de Huántar. En Cerro Blanco de Nepeña, se encontraron vasijas de cerámica similares a las halladas en la Galería de las Ofrendas de Chavín de Huántar. 
En la Galería de las Ofrendas se encontraron 681 vasijas, como tazones, botellas, cántaros y otros recipientes, la mayoría de confección muy fina. La variedad de estilos cerámicos y el análisis de la tecnología alfarera indican que una buena parte no fue fabricada en la zona, sino que fue llevada hasta Chavín desde otros lugares para ser usada como ofrenda y vajilla para grandes banquetes. En la misma galería se hallaron restos de pescados (corvinas, sardinas, coco y tollo). Así como cangrejos, almejas y choros. Todas estas especies debieron haber sido traídas de la costa por los visitantes a las ceremonias. 

Se cree que para las creencias de la época pudiesen ser transmitidas a comunidades lejanas de los centros ceremoniales se emplearon telas y vasijas de cerámica o mate que servían como portadores de imágenes relacionadas con estas ideas. Por ejemplo, las telas eran pintadas o tejidas con los diseños deseados y luego eran llevados a zonas lejanas. De esta manera el estilo Chavín pudo llegar a la costa sur y ser replicado. Una hipótesis sugiere que quienes transportaban estos objetos cumplían una labor parecida a la de los misioneros, encargados de enseñar el estilo Chavín, o peregrinos que regresaban a sus comunidades después de visitar un centro ceremonial. Se han hallado telas pintadas con estilo Chavín en lugares tan distantes como Ica. 

Fuente: Culturas antiguas del Perú "Chavín" Editorial Septiembre

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