jueves, 19 de septiembre de 2013

El gran Imperio de Carlos I (1500-1558)


En 1516, luego de la muerte de su abuelo materno, Carlos heredó la corona de España con el nombre de Carlos I. En 1519, al fallecer su abuelo paterno, heredó los territorios germanos, siendo elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre de Carlos V.





Lo primero que hizo el nuevo monarca fue sentar su autoridad sobre los españoles que lo veían como rey extranjero (había nacido en los países bajos, no hablaba español y era alemán de formación); con el apoyo de la nobleza, aplacó rebeliones en la península e impuso la autoridad regia. Su máxima aspiración fue construir un imperio universal al estilo romano, integrado no solo políticamente sino a partir de una única religión (católica). Carlos se consideró baluarte y defensor del cristianismo católico ante la amenaza musulmana de los turcos y el avance protestante. Tal aspiración suponía la titánica tarea de amalgamar territorios muy diferentes y de por sí desarticulados.

Poderosos burgueses (banqueros) se ofrecieron como prestamistas; el comercio español se volvió líder en Europa; se empezaron a colonizar las regiones más ricas del mundo (en América, África y Asia). De modo que Carlos I contó con ingentes recursos para financiar su deseo del Imperio universal, el cual requería de un ejército sólido y permanente, una campaña de guerra contra sus principales enemigos y una estrategia inteligente de alianzas políticas y militares. 
La unidad política se dio solo en España pues luego el Sacro Imperio Germánico (Austria y Alemania) se separaría de ella; por su parte las cruentas guerras de religión no contuvieron la expansión protestante, impidiendo la ansiada unidad de credo. Pese a ello, el reinado de Carlos I dio a España la cumbre de su poderío y el predominio indiscutible sobre Europa. 



Principales acontecimientos durante su reinado:

Carlos I se enfrentó a Francia (y a su rey Francisco I) en varias guerras por territorios en Italia y en el Sacro Imperio (Nápoles, Milán, Franco Condado, etc.), y por el recelo de Francia al estar rodeada de estados gobernados por una misma dinastía (los Habsburgo, que gobernaban España y los territorios germanos).
Se detuvo temporalmente la expansión musulmana de los turcos mahometanos (Imperio Otomano) y la acción de los corsarios Barbarroja que actuaban al servicio de estos y que habían invadido el norte de África.
Carlos I combatió tenazmente a los protestantes germanos (Martín Lutero), pero sin resultados favorables, pues al final suscribió la paz de Augsburgo (1555) que reconoció la división religiosa del Sacro Imperio y derechos tanto para católicos como para luteranos.
Se establecieron los grandes virreinatos de Nueva España (México) y del Perú, con la promulgación de las "Nuevas Leyes" de 1542.

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