Como oráculos se tenía no únicamente a los ídolos de los dioses sino también a los mallquis o momias de los progenitores de los ayllus y etnias o nacionalidades.
A los grandes señores y caudillos fundadores de ayllus y señoríos se les veneraba después de muertos, conservando sus cuerpos momificados con el nombre de mallquis. los caciques y señores posteriores perpetuaban su memoria y estaban orgullosos de descender de ellos. Les rendían un culto permanente mediante ofrendas y ritos que también comprendían fiestas y sacrificios. Los paseaban procesionalmente por sus chacras para obtener buenas cosechas, también eran llevados a las campañas guerreras para conseguir victorias. Así ocurrió con los chancas, que siempre traían consigo a sus expediciones las momias de Uscovilca Ancovilca.
Las momias o mallquis estaban categorizados según fuera de una familia extensa o ayllu; de una saya, de un reino, o de un imperio. Pero no solo poseían mallquis preservados de manera momificada, sino otros convertidos en piedra, como el caso de Ayar Ucho y Ayar Auca, considerados oráculos.
En otras situaciones a los héroes fundadores los convertían en cerros, como sucedía con los nevados de Raco y Yanacolca (Huariaca/Yaros/Pasco), considerados como los dioses de las comidas guisadas, invocándolos durante las cosechas. Entre los héroes apreciados y adorados tenemos a Yanarramán y Libiac Cancharco, venerados en el área Yacha (Huánuco) y que no son otra cosa que el rayo que al caer en la tierra, de acuerdo al mito, se transformaron en cerros, cerros que los yachas los consideraban sus pacariscas o pacarinas: lugares de origen o procedencia.
Fuente: Los Incas de Waldemar Espinoza
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