Uno de los grandes aportes de la cultura Paracas es sin duda la textilería, tanto por su belleza como por su perfección en las técnicas empleadas.
Los tejidos de la cultura Paracas, considerado entre los más bellos del mundo, son de hilo de algodón y de lana de auquénidos. Dentro de las técnicas empleadas destacan: trama y urdimbre simple, uso del brocado y bordado, tejido de aguja, adornos de gasa, telas simples y pintadas, telas bordadas, el torcido y el trenzado.
Trabajaron básicamente 7 colores, pero llegaron a obtener hasta 190 matices; se sabe que hay mantos que tienen hasta 22 matices.
Los mantos miden 2.5 mts. de largo por 1 mt. de ancho aproximadamente. Sobre telas de lana o algodón se bordan motivos en lana: seres mitológicos y motivos geométricos. La combinación de colores es perfecta.
Hicieron piezas de indumentaria doméstica y ceremonial. Destacan:
- Los turbantes (Llautos)
- Las túnicas (Unkus)
- Los mantos (Yakollas)
- Las faldas (Waras)
También hicieron prendas de carácter funerario, de calidades variadas. No sólo destacan algunos por su belleza; incluso los tejidos burdos destacan desde el punto de vista técnico por sus tamaños: uno medía más de 50 mts. de largo por 7 mts. de ancho.
El tejedor de Paracas sintió marcada inclinación por el algodón, blanco o leonado, que a pesar de ser difícil de teñir presentaba consistencia. Para los tejidos bordados prefirió la lana de auquénidos.
En cuanto al tinte utilizaban a la cochinilla o magno para el color rojo, el azul con el añil lo obtenían de alguna indigófera. No ha sido posible identificar a los amarillos, aunque se sabe que son de origen vegetal, probablemente de chilca. Los verdes se conseguían sobre el añil, y para obtener otros tonos, se quebraba los colores retiñendo los hilos y las telas.
Los tintes se guardaban en bolsitas de cuero, siendo todos muy intensos. Combinándolos lograron el color celeste y el naranja, el tabaco y el índigo.
Las figuras de estos mantos son de contorno recto y curvilíneo. Las primeras son representaciones convencionalizadas del felino y el cóndor, mostrando los felinos muchos atributos del jaguar de Chavín, y los cóndores dos cabezas, teniendo el cuerpo y las alas intervenidos por otras aves. Las figuras de contorno curvilíneo pueden dividirse en cinco series: peces, reptiles, aves, mamíferos y seres antropomorfos. Los peces tienen cabeza y cuerpo de tales pero las extremidades son de hombres y empuñan cabezas-trofeos cortadas al enemigo; los reptiles se subscriben a la lagartija de lengua flechada que muestra a un congénere menor en su espalada; las aves aparecen picando una flor o llevando un en el pico un pescado, también las hay idealizadas, luciendo largos apéndices desprendidos del pico y con la figura emblemática del felino en el vientre; y los felinos representados en posición lateral con el rostro de frente, llevando una planta o fruto de adorno en la cabeza, el lomo o la cola.
Las figuras antropomorfas representan a pequeños demonios o geniecillos de contornos lineados y poligonales, semidesnudos y encorvados, vistiendo un faldellín, y en la cabeza un magnifico tocado con diademas y cabelleras artificiales. Los diablillos muestran una marcada belleza, su variedad es notoria, existen mantos en que estos diablillos son muchos y todos diferentes, pero es difícil señalar cual de ellos está más artísticamente representado.
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