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jueves, 6 de noviembre de 2014

Venecia Italia

Esta ciudad se ubica en el norte de Italia, a orillas del mar Adriático. Se la conocía también como la serenísima  república de San Marcos, por ser este su santo patrono. Venecia fue una notable potencia comercial, que logró hacerse de un pequeño imperio, formado por una necesidad básicamente comercial. Por su ubicación geográfica, necesitaba  de un pasillo comercial protegido que atravesara el Adriático, es decir, las costas de Dalmacia y Albania; llegara a las aguas abiertas del Mediterráneo; y le permitiera bordear Grecia; atravesar el Mar Egeoy alcanzar los territorios del Oriente (los puertos del Mar Negro, Bizancio, Siria, Egipto, entre otros lugares) para llevar sus preciados productos. La posesión de la isla de Creta y más tarde de la de Chipre constituyeron dos logros importantes en este sentido. De este modo, además, la larga cadena de ciudades a orillas del mar, puertos e islas que estaban bajo su control permitía a sus galeras reabastecerse con la frecuencia que necesitaban. Si bien Venecia controlaba buena parte del comercio con Oriente, la necesidad de introducir libremente sus productos más allá de los Alpes, le planteó la necesidad de expandir sus dominios al interior de Europa. Esto, sin embargo, le acarrearía serio obstáculos por la oposición de las demás ciudades italianas, principalmente Milán y Génova, y los intereses del papado y las casas reales europeas, como España y Francia. 


Hacia el siglo XV, poco más de 3000 navíos con 36 mil tripulantes surcaban las aguas bajo la bandera veneciana. Sus principales rutas comerciales fueron las siguientes:
Ruta del Mar Negro. Llegaba a Constantinopla y de allí, por el río Don, iba hasta donde llegaban las caravanas mongolas y rusas. 
Ruta de Palestina y Siria. Pasaba por Creta y Chipre.
Ruta de Egipto. Alcanzaba la costa norte de África.
Ruta del norte de Europa. Era la más larga. Con numerosas escalas se alcanzaban los puertos de Amberes y Londres.
Estas rutas podían ser cubiertas tanto por convoyes organizados por el propio gobierno de la ciudad de Venecia, como por particulares. 
Los venecianos también tenían representantes comerciales en todas las grandes ciudades, tanto de Europa como de Oriente. Con los turcos se dio una compleja relación. Por una parte, tenían que tratar con ellos, pese a que eran el azote de la cristianidad. Las enormes ganancias que se obtenía del tráfico de especias y otras mercaderías de Oriente valían el sacrificio. Por su parte, los turcos también tenían que vérselas con los venecianos, pese a que eran cristianos, pues dependían de Venecia para acceder a los mercados europeos. Así como hubo representantes venecianos ante el sultán, también hubo turcos en Venecia. 


sábado, 11 de octubre de 2014

lombardos

El origen de los lombardos o longobardos, estuvo en escandinavia, aunque a inicios de la era cristiana habitaban en el curso inferior del Elba. 


Fueron famosas sus hazañas militares, pese a su escasa población. Tres aspectos de su trayectoria fueron importantes: 

Asentamiento en Panonia: En el marco de las grandes migraciones germánicas de los siglos IV y V, los lombardos emigraron hacia el Danubio, estableciéndose en la provincia romana de Noricum. A inicios del siglo VI continuaron hacia el sur, ocupando la región de Panonia y entrando en contacto con el imperio bizantino. Constantinopla les concedió el estatus de aliados y como tales, participaron en las guerras contra ostrogodos y persas. 
En Panonia se encontraban en constante guerra con los gépidos, a quienes lograron derrotar en el 567 con la ayuda de los recién llegados ávaros. 

Conquista de Italia: Los belicosos ávaros, aunque aliados, no eran de fiar, por lo que el rey lombardo Alboino decidió emigrar más allá de los Alpes. Por entonces la península itálica se encontraba exhausta por largos años de guerras entre bizantinos y ostrogodos, de manera que su conquista resultaba viable. En el 568, Alboino ingresó en la península desde el este y en un año logró capturar las principales ciudades del norte, incluyendo Milán, el principal centro bizantino. La excepción fue Pavía, que sólo se rindió tras un sitio de tres años y tras su conquista fue convertida en la capital del reino lombardo. Los lombardos avanzaron hacia el sur, donde crearon los ducados de Benevento y Espoleto, sin embargo, no lograron expulsar completamente a los bizantinos, que se hicieron fuertes en las regiones costeras con el apoyo de su poderosa marina. 

Establecimiento del reino: En los dominios lombardos, el poder efectivo estaba concentrado en manos de la nobleza, en particular, de los duques, cada uno de los cuales controlaba un extensa región con considerable autonomía. Los monarcas lombardos alcanzaron diversa suerte al intentar imponer su autoridad sobre la nobleza, de manera que estas divisiones constituyeron una debilidad durante toda la historia del reino, reflejada en agrias disputas sucesorias. Una segunda y fatal debilidad fue el constante enfrentamiento entre los lombardos, que habían adoptado la herejía arriana y el papado en roma, en torno al control del centro peninsular. En sucesivas ocasiones, los papas invocaron la ayuda de los francos, católicos, que no dudaron en intervenir a cambio de diversos favores. Finalmente Carlomagno depuso al último rey lombardo, Desiderio, en el año 774, incorporando su territorio al imperio Carolingio. 

viernes, 11 de julio de 2014

fascismo italiano

Ante la debilidad de los sistemas liberales y democráticos, en el marco de una difícil situación económica, surgieron en Europa ideologías radicales que propugnaron un poder casi absoluto del Estado, estableciendo un fuerte nacionalismo, Italia fue el primer caso.


El panorama inestable que vivía Europa después de la Primera Guerra Mundial no pudo ser contrarrestado por los débiles regímenes que habían adoptado el sistema democrático de tendencia liberal. En este contexto permitió el surgimiento del fascismo, estas son sus principales causas:


  • Razones ideológicas:  Fuerte sentimiento de nación a lo que se añade la concepción de que sólo los más capacitados tenían el derecho de gobernar, con atribución de establecer un sistema dictatorial. Criticaba el sistema liberal y democrático, pues se le responsabiliza de la crisis y el caos imperante. 
  • Razones políticas:  Malas experiencias de las democracias liberales y parlamentarias. Se intenta implementar un marcado control estatal sobre las distintas esferas de gobierno.
  • Razones económicas: La gran depresión mundial provocó la ruina de la mayoría de las economías europeas. Las tensiones sociales hicieron que las miradas se volvieran hacia gobiernos de corte autoritario, especialmente por los sectores medios, que serían los principales aliados de los movimientos fascistas. 
Las características principales del movimiento fascista son:

  • Era antiliberal, anticomunista y opuesto al sistema democrático. No consentía la existencia de partidos sin sólo de un grupo o una élite que debía ejercer el poder. 
  • Propugnaba un estado centralizado y que controlara la economía. 
  • Buscaba imponer la autoridad mediante actos violentos, incluida la guerra.
  • Apelaba al sentimiento nacional y al factor histórico para revestirse de legitimidad. 
  • Buscaba recomponer la unidad nacional sobre la base del territorio. 





Si bien Italia había participado al lado de la Entente en la gran guerra, sus compensaciones territoriales habían sido pocas, esto sumado al aumento del desempleo, contribuyó a incrementar el sentimiento de descontento, motivando la aparición de nuevos partidos: el partido popular, de tendencia centrista, el partido socialista, el partido comunista y el partido fascista. Este último era dirigido por Benito Mussolini, quien se había formado en el partido socialista y dirigía Avanti, publicación en la que evidenciaba un gradual viraje de una concepción de izquierda hacia un ideal autoritario. En 1919 se fundaron los fascios italianos de combate ("Fasci di Combattimento") un movimiento que se caracterizaría por su nacionalismo acentuado. La participación de los "Fascios" en las elecciones de 1919 y 1921 no tuvo los resultados esperados por Mussolini; por dicha razón los fascistas decidieron recurrir a la violencia para tomar el poder. 

lunes, 16 de junio de 2014

Unificación de Italia

Las resoluciones del Congreso de Viena dejaron a Italia dividida en siete estados: el reino sardo-piamontés, el lombardo-veneciano, los estados pontificios, los ducados de Parma, Módena y Toscana, el reino de las dos Sicilias. la situación se complicaba por la presencia de Austria, que desde sus dominios de Lombardía y Venecia ejercía una tutela sobre la península. Los sentimientos nacionalistas que postulaban la unidad se difundieron en Italia mediante las obras y actividad de personas como Giuseppe Mazzini y  Giuseppe Garibaldi, que exaltaban, ante todo, el valor de la lengua como elemento de unidad. Durante este proceso se produjeron revueltas nacionalistas. El fracaso de la revolución de 1848 mostró que no todos los italianos compartían las ideas nacionalistas y que para expulsar a Austria de Italia era necesaria la ayuda extranjera.


La iniciativa de la unificación de Italia la tomó el reino Piamonte-Cerdeña, con su rey Víctor Manuel II,  y especialemente su primer ministro Cavour con el apoyo del emperador Napoleón III de Francia. El conde Cavour era un acérrimo enemigo de Austria, como primer ministro se propuso hacer de Cerdeña un estado capáz de inspirar confianza a las potencias europeas.
A mediados de 1858, Cavour y Napoleón III se reunieron secretamente en Plombiéres y lograron el compromiso de Francia para apoyar la causa italiana.
La primera fase del proceso unificador quedó señalada por la incorporación de Lombardía, con los tributos del ejército franco-sardo en Magenta y Solferino.Una segunda etapa logró la anexión de Parma, Módena y Toscana, que en medio de la agitación nacionalista derrocaron a sus príncipes y por medio de plebiscitos votaron su incorporación al reino de Cerdeña, al mismo tiempo Garibaldi, con el secreto apoyo de Cavour, incorporó tras una rápida acción, Nápoles y Sicilia. En 1861, un parlamento formado por los representantes de los territorios unificados otorgaba a Víctor Manuel II el título de rey de Italia. Faltaban aún algunos territorios, que serían incorporados en una tercera campaña, marcada por la guerra entre Austria y Prusia, en la que el Piamonte apoyó a esta última, consiguiendo la incorporación de la región del Véneto tras la derrota austriaca en Sadowa. La unificación parecía terminada, pero en el centro de la península quedaba Roma, protegida por Napoleón; y esta situación se prolongó hasta 1870, cuando las fuerzas de Víctor Manuel II entraron en ella. La unidad italiana era ya un hecho, y en 1871, por un plebiscito, Roma pasaba a ser la capital del reino de Italia.



 

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