La alianza entre la Iglesia y Estado quedó constituida por el llamado "patronato regio" otorgado por el Papa, por el cual los reyes de España tenían el derecho de nombrar a las autoridades eclesiásticas (arzobispos, obispos, curas, etc.), previa aprobación del sumo pontífice; así como determinar el territorio de cada obispado y dar la autorización previa para la circulación de las Bulas pontificias (ordenanzas y/o decretos papales para ser cumplidos por las autoridades religiosas).A cambio de ello, la corona española debía asumir el sostenimiento económico de la iglesia, procurándole rentas suficientes.
A pesar de que cada poder, el eclesiástico y el político virreinal, entendía lo necesario que era la ayuda del otro, pues estaban al servicio de una misma causa (velar por la difusión de la religión católica y por los intereses de la corona española), no dejaron de surgir luchas ni rivalidades entre ambos. Hubo muchas causas, entre ellas destacan:
- Los virreyes controlaban las conductas de las autoridades eclesiásticas.
- La iglesia se creía con derecho de vigilar al virrey y a las autoridades políticas, desde un plano moral, por tratarse de personas católicas subordinadas al Papa.
- Por intermedio del tribunal de la santa inquisición, la iglesia vigilaba las actividades de la población, teniendo gran poder sobre ella.
0 comments:
Publicar un comentario