martes, 14 de julio de 2015

Las guerras de religión

Una de las consecuencias más sangrientas de la reforma fueron las guerras de religión, desatadas en Francia hacia la segunda mitad del siglo XVI.
Fue una guerra civil entre hugonotes, el nombre que recibían los calvinistas franceses, y católicos. En esta lucha, los intereses políticos y motivos religiosos se juntaron. En el conflicto intervinieron otras naciones, que actuaron de acuerdo con sus propios intereses.España apoyó a los grupos católicos, mientras que Inglaterra secundó a los hugonotes. Muchas familias nobles francesas se habían adherido al bando de los hugonotes, que se localizaron principalmente en el sur y en el oeste de Francia. La posibilidad de secularizar los bienes de la iglesia fue una idea atractiva tanto para los nobles como para los burgueses. Enrique II, hijo de Francisco I, continuó con la política religiosa de su padre: aliarse con los protestantes en el exterior para atacar el poderío de los Habsburgos, pero al mismo tiempo, reprimirlos dentro de Francia. La muerte de Enrique II, en 1559, ocasionó una crisis interna. Durante los sucesivos reinados de sus tres hijos estallaron las guerras de religión. El bando católico estuvo dirigido por la poderosa casa de Guisa y los hugonotes estuvieron liderados por la casa de Borbón. Tres episodios fueron de particular importancia:

Matanza de Vassy. Ocurrió en marzo de 1562, cuando un grupo de católicos liderados por Francisco de Guisa, que no debe confundirse con Francisco de Valois, que fue rey, atacaron a un grupo de hugonotes que realizaban un servicio religioso. Encerrándolos en su templo, les prendieron fuego. Este hecho desató la primera de las guerras de religión. 


Noche de San Bartolomé. En 1572, el rey Carlos IX casó a su hermana con Enrique de Borbón, hijo del rey de Navarra y jefe del grupo protestante. El grupo católico, alarmado por la creciente influencia de sus enemigos, aprovechó la presencia en París de muchos nobles calvinistas que acudieron a la boda, y los asesinó. los conflictos se intensificaron en el gobierno de Enrique III, último rey de la dinastía Valois, debido a que el heredero de la corona francesa era el cuñado del rey: el hugonote Enrique de Borbón. Ante el peligro de un rey protestante, los católicos, reunidos en la Liga Santa de París, con el apoyo de suizos, italianos y sobre todo españoles, defendieron París. El asesinato de Enrique III, en 1589, aceleró los acontecimientos y convirtió a Enrique de Borbón en el nuevo rey Enrique IV. 


Enrique IV de Borbón fue rechazado en Francia, donde el catolicismo era predominante. Tras numerosos enfrentamientos contra los católicos, el rey tomó una audaz medida política para lograr la paz en Francia:se convirtió al catolicismo. Fue entonces cuando pronunció su famosa frase "París bien vale una misa". los calvinistas obtuvieron algunos privilegios políticos. Sin embargo, se les prohibió celebrar su culto en París, los católicos, descontentos con las medidas, continuaron en la Liga Santa de París.
Después de tantas guerras, Francia quedó sumida en una profunda crisis, pero rápidamente inició una recuperación que la llevó a convertirse en una nación con predominio en toda Europa en el siglo XVII. 



Leiner

Historiador de profesión y especialista en informática educativa por convicción.

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