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martes, 5 de mayo de 2015

Grupos que perseguía la inquisición

El santo oficio persiguió a los siguientes grupos: 

Herejes: Eran las personas que tenían opiniones o creencias contrarias a la doctrina difundida por Cristo y resguardada por la iglesia católica.

Judíos:  Los llamados judaizantes o marranos guardaban, ante la represión, una vida religiosa doble: públicamente eran católicos que participaban de los ritos de la iglesia y en lo privado hacían sus rituales judíos. Con la invasión a América, muchos judíos migraron en busca de una mejor vida. La iglesia y la inquisición no podían juzgar a los judíos para procesarlos, tenían que haberse convertido al catolicismo previo al bautizo. 

Moriscos: Conocidos también como los mahometizantes, así como los judíos, llevaban una vida religiosa doble, pero la religión que profesaban era la musulmana.

Protestantes: En cuanto a los protestantes o luteranos, eran también perseguidos, ya que la prédica que hacían iba en contra de la organización eclesiástica, de los principales dogmas católicos y de las tradiciones de la iglesia.  Se sabe que algunos protestantes incitaban a asesinar a los fieles católicos, como ocurrió en Francia con las guerras de religión. 

Místicos: También conocidos como los alumbrados, eran hombres y mujeres que hacían sus reuniones, al igual que en los casos anteriores, de forma clandestina. Combinaban las exigencias del ascetismo con desbordes de sensualidad.

Otros: Eran delitos también perseguidos por el tribunal del santo oficio la blasfemia, es decir, las afirmaciones injuriosas contra Dios, la virgen y los santos; la bigamia, que no es otra cosa que contraer nupcias por segunda vez sin haber disuelto legalmente el primer matrimonio, en ese entonces imposible, salvo de viudez o casos especiales;  y la superstición, dentro de lo cual entraban quienes practicaban la brujería, la adivinación, la idolatría, entre otras. 




El resurgimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en España

Para fines del siglo XV, la inquisición estaba casi desaparecida en la península ibérica; pero en ese momento era mayoritariamente cristiano, donde se luchaba aún contra los musulmanes y donde había una amplia población judía. Ese escenario y no la reforma protestante fue el principal motivo para que se reavivara el tribunal del santo oficio de la inquisición. En 1478, el Papa Sixto IV envió a los reyes católicos una bula en que los autorizaba a instaurarlo para defender la fe en su territorio. Sin embargo, concentrados aún en la reconquista y temiendo que dicha medida los obstaculizaría, los reyes católicos esquivaron en un inicio la iniciativa papal. No se trataba de una medida que buscara emprender persecuciones religiosas. En realidad, el tribunal planteaba en los albores de la edad moderna con fines semejantes a los que había tenido en los tiempos medievales; evitar la deformación de la doctrina católica, respetando, en cambio, a quienes mantenían su credo; pero no siempre fue así. 


En 1480, instados nuevamente por el Papa, los reyes católicos debieron proceder a establecer el tribunal del santo oficio de la inquisición en España, con el principal objetivo de limpiar la nación de herejes y judíos. En esta época aparece la figura del famoso el inquisidor Tomás de Torquemada, quien se hizo conocido por su extrema crueldad, capaz de ver herejes y sacrílegos en cualquier parte. En 1542, centralizando los diversos tribunales particulares de la inquisición episcopal y monástica, que funcionaban en diferentes partes de Europa desde siglos anteriores, el Papa Paulo III estableció un tribunal supremo de la inquisición, al que convirtió en una congregación pontificia con el título de santo oficio de la iglesia universal. El procedimiento de investigación inquisitorial concluía con la aplicación de las penas a las que habían sido condenados los acusados: desde la simple penitencia hasta la pena capital, usualmente usaban la hoguera. En España, la inquisición se convirtió en jurisdicción del Estado. Por esta vía penetró en América. Se crearon tribunales del santo oficio en Lima en 1570 y en México una año después. Esta institución varió notablemente según el lugar y la época en que se desenvolvió y si bien surgió como una entidad que velara por la doctrina de la fe católica, pronto se convirtió en un instrumento de terror antes que religioso, político, que desencadenó auténticas cacerías de brujas y despertó, en muchos casos, reacciones adversas. Curiosamente dichas reacciones hicieron menos blanco en la iglesia católica, que era finalmente la promotora, que en el Estado. 

martes, 20 de mayo de 2014

La europeización del mundo

A fines de la Edad Media el espacio geográfico que los europeos conocían y dominaban se limitaba a la parte del continente euroasiático. Sabían de la existencia de Asia, tenían idea vagas sobre la ruta a la China e India a través del Mar Rojo y del Cercano Oriente y un conocimiento superficial de las costas Sur y Este del Mediterráneo. Hacia el Sur de África y Oeste de Europa las leyendas hablaban de la existencia de regiones ignaras pobladas por gigantes y monstruos. En el propio continente africano, las tórridas arenas del Sahara impedían la marcha hacia el Sur.


Esta situación cambia en el siglo XVI, Europa sobreponiéndose a la ignorancia y a la superstición,, sintiendo el amor a la naturaleza, característica del hombre del Renacimiento, descubrió la naturaleza continental del África, Asia fue abierta a la explotación comercial y un nuevo continente hasta entonces desconocido, América fue invadido y colonizado, incorporándolo a la cultura occidental.  
Portugal fue el país que inició la expansión europea. A principios del siglo XV había terminado con la expulsión de los moros de su suelo patrio y el rey Juan I decidió combatirlos en su propio territorio, Atravesó el estrecho de Gibraltar y ocupó en el África la plaza fuerte de Ceuta, de donde habían partido los moros en el año 711 para conquistar la península. Fue el comienzo de un asalto contra las posesiones del mundo mahometano que impedía a los comerciantes cristianos marchar directamente a los mercados del Oriente. De ahí los portugueses, en sucesivas expediciones, fueron marchando hacia el Sur despejando incógnitas.

El príncipe Enrique "el Navegante" continuó la obra de su padre. En poco tiempo las islas Madera fueron ocupadas y las Azores colonizadas; se realizaron expediciones hacia el Cabo Bojador; colonizaron las islas de Cabo Verde y en 1460 se llegaba a Guinea y al Niger. En 1486 Bartolomé Díaz dio la vuelta al Cabo de Nueva Esperanza y el 20 de mayo de 1498 Vasco Da Gama llegaba a Calicut (India). Poco después Francisco de Almeida y Alburqueque formaban el imperio colonial portugués. 

Si los portugueses habían dominado las tierras situadas al Sur y al Este, los españoles asumieron la dirección a las regiones situadas más allá del Atlántico, hacia el Oeste. En 1492 los reyes españoles Isabel de Castilla y Fernando de Aragón terminaban la reconquista de España del poder de los árabes con la ocupación del reino de Granada, decidiendo prestar todo su apoyo para que se realizara expediciones hacia el occidente en busca de tierras desconocidas y entrar en contacto con los señores de la India, para ello se quería llegar por el Oeste. El 14 de marzo de 1493 Colón estuvo de regreso en Palos después de su famoso viaje que fue un acontecimiento histórico, con la noticia de haber llegado a la India, lo que no supo es que llegó en a un continente desconocido para los europeos. 
Estos viajes de exploración forman el comienzo de lo que podríamos llamar la europeización del mundo. América, Asia y África se convertirían en la fuente de materias primas iniciándose una explotación inhumana que el mundo conoció. 

lunes, 6 de enero de 2014

La armada invencible

El reinado de Felipe II, entre 1556 y 1598, puede ser recordado por la humillante derrota de la armada invencible, ocurrida en 1588, pero también por la construcción del monasterio de El Escorial, una de las edificaciones más representativas de su época.
Felipe II había sido, por su matrimonio con María I Tudor, príncipe consorte de Inglaterra entre 1554 y 1558. La sucesora de María I Tudor, Isabel I, reivindicó el anglicanismo. 


Felipe II nunca quiso emprender una invasión, pese al consejo de sus colaboradores y a los pedidos de los católicos ingleses, pero en la década de 1580, la reina inglesa apoyó decididamente, con dinero y hombres, a los holandeses, sublevados contra la autoridad española. Por otra parte el accionar de los corsarios ingleses, con la vena de la soberana inglesa, dificultaba el comercio en el Atlántico; incluso atacaron ciudades españolas y americanas. 


En este ambiente de hostilidad creciente se fue preparando el proyecto de invasión a Inglaterra, lo que en su tiempo se denominó "La empresa de Inglaterra". Muchos consideraban el proyecto difícil, sino imposible, ya que los galeones españoles eran pesados y lentos, y sus cañones eran de menor alcance que el de los ingleses. El excesivo calado de las embarcaciones españolas requerían puertos profundos, escaso en la zona de los Países Bajos que controlaban los españoles y que habrían de ser base de las operaciones. Sin embargo Felipe II, convencido que la ayuda de Dios le iba a prestar, ordenó los preparativos. El duque de Medina-Sidonia se hizo cargo del mando.

La armada invencible, partió de Lisboa en mayo de 1588. Estaba integrada por 130 barcos, 8 mil marineros, 2 mil remeros y cerca de 20 mil soldados. A ellos se les uniría las fuerzas proporcionadas por Alejandro Farnesio en Flandes. En medio de tormentas tuvieron lugar varios enfrentamientos en el Canal de la Mancha y en el Mar del Norte, ante una evidente superioridad inglesa. Los restos de la armada invencible hicieron un regreso desordenado y muchos barcos se perdieron estrellados contra las costas inglesas. La derrota tuvo un fuerte impacto psicológico. 

 

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