Uno de los objetivos de Stalin fue recuperar la economía soviética. Aunque esta no había sufrido los efectos de la crisis de 1929 en igual medida que otros países, la URSS estaba aislada del comercio internacional debido a su régimen político. Sin embargo la economía soviética aún mostraba una incipiente industrialización, en cuanto la actividad agrícola se encontraba estancada. La nueva política económica llevada a cabo por Lenin se había mostrado insuficiente para revertir la crisis. Para ello, se apeló a un plan de largo plazo (5 años), que tenía como objetivo el desarrollo de la industria soviética. El plan que se denominó quinquenal, fue presentado en 1925 en el XIV Congreso del Partido Comunista. El proceso de industrialización llevado a cabo exigió el traslado de los centros productivos, especialmente de los de la industria pesada como las maquinarias, hacia la región del este de la URSS, entre la región de los Urales y la Siberia. Ello evidenció la necesidad de impulsar la agricultura, una de las actividades que permitiría el financiamiento de la actividad industrial. Por ello, Stalin decidió recurrir a la colectivización general y forzosa de las tierras para crear las koljoses, granjas de explotación colectiva. Este proceso culminó en 1936, con lo que se logró que 90% de los campesinos realizaran trabajos en exclusividad para el Estado. Los que rechazaban esta disposición fueron ejecutados y sus tierras eran expropiadas. Los planes quinquenales que se llevaron a cabo en este período fueron los siguientes:
Para la década de 1940, la URSS se consolidaba como una potencia industrial con una economía gigantesca y planificada. Sin embargo, ello se obtuvo a cambio de convivir con un régimen totalitario y represivo, con costos humanos muy altos. Las libertades y derechos humanos fundamentales se vieron afectados.
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