En los reinos germánicos, las mujeres tenían un carácter subsidiario en la política. Aún así, algunas alcanzaron posiciones de poder, como la reina ostrogoda Amalasunta y la reina lombarda Teodolinda. La ley sálica da una idea clara de la posición de las mujeres. Desarrollada de manera oral entre los francos salios y puesta por escrito hacia el 511 con Clodoveo, indicaba que, "en lo referido a las tierras sálicas, ninguna porción o herencia es para que una mujer, sino que toda la tierra le pertenece a los miembros del sexo masculino que son hermanos".
Esta previsión se extendía también a la sucesión monárquica, prohibiendo a las mujeres asumir el título de reinas, excepto en representación en sus hijos menores de edad. Disposiciones similares hubo en la mayoría de Estados durante la edad media e incluso hoy se presentan rezagos de ella en reinos como España.
La reina Fredegunda asumió la regencia de Neustria durante la minoría de edad de su hijo ClotarioII
Fuente: Historia Universal Santillana (Edad Media I)
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