En la ciudad de Abancay, capital de la región de Apurímac, Bingham es bien recibido por el prefecto Núñez donde le pidió que visite Choquequirao, una antigua fortaleza inca. La palabra quechua Choquequirao significa “cuna de oro”, Núñez recaudó miles de dólares para abrir el camino a las ruinas casi inaccesible. Fue a partir de Núñez que Bingham oyó por primera vez una leyenda que ha crecido alrededor de Choquequirao, considerado el último refugio de los incas, de los cuales se cree que miles de ellos se han escapado llevándose consigo los tesoros a esta ciudadela escondida en las nubes cuando los españoles invadieron el Tawantinsuyu en 1532.
Fue construida a finales del siglo XV posiblemente durante
los gobiernos de Pachacuti y su hijo, Thupa Yupanqui. Los investigadores
sostienen que este complejo era un importante centro religioso y político.
Funcionó como una especie de garita de control para asegurar el acceso a las
áreas de Vilcabamba, que conectaba la Selva con otros centros importantes como
Pisac y Machu Picchu, también sirvió como nexo entre la selva amazónica y la capital
del Cusco. Fue ocupado por quienes participaron en la resistencia que lideró
Thupa Amaru I hasta su captura en 1572, quedando en el olvido y ocultado por
una frondosa vegetación, sólo quedó en el recuerdo de los pobladores de las
comunidades cercanas. Choquequirao forma parte de un conjunto arqueológico
conformado por Ñusta hispana, Vitcos, Espíritu Pampa, Conservidayoc, Pampaconas
y Jabaspampa. Los mismos que estaban articulados por caminos incas con Machu
Picchu.
Bingham se convencía de la declaración de Núñez, incluso el prefecto le afirmó que Choquequirao nunca había sido visitada por un hombre blanco, una declaración que más tarde resultó ser incorrecta. Además Núñez enfatizó que el presidente del Perú Augusto B. Leguía había pedido personalmente que todos los trabajos de excavación en Choquequirao se dieran un alto hasta que el Dr. Bingham haga una observación y opinión del valor arqueológico del sitio. No lo pensó dos veces y fue en busca de esa mítica ciudadela. Bingham tras diversas travesías que la geografía peruana siempre ofrece a los que intentan explorarlo, por fin lo consiguió, situado sobre tres picos altos estaba construido en torno a una plaza central y un mirador elevado en un extremo, ambos están rodeados por muros de piedra, terrazas que sirvieron para sembrar cultivos. Los incas eran panteístas que adoraban a la naturaleza es por ello que dichas construcciones tenían un fin estético y religioso.
Cuando Bingham regresó a Yale, dedujo que Choquequirao no fue el último refugio de los Incas, era un lugar pequeño y estaba hecha con piedras toscas, además no encontró tesoro alguno. Pero estaba convencido que su ciudad perdida existía, horas en la universidad investigando los últimos días del Imperio Inca sabía su nombre; Vilcabamba. En cuanto a dónde podría iniciar su búsqueda, pensó en la vasta tierra detrás de la cordillera que había visto con dirección hacia el Norte desde la cima de Choquequirao.
Ya establecido en los EE.UU. Bingham se dedicó a preparar su libro llamado “Across South America”, ahí detallaba su viaje que hizo de Buenos Aires a Lima y la exploración que hizo en Choquequirao. El mencionado libro fue publicado recién en 1911.
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