James Monroe, presidente de los EE.UU. entre 1817 y 1825, tuvo un gobierno de prosperidad y progreso. Saltó a la palestra en el momento en que la santa alianza quiso entrometerse en los asuntos americanos. Con ese motivo, su mensaje anual al congreso, el 2 de diciembre de 1823, expuso la llamada doctrina monroe, cuyos puntos de vista fundamentales son:
- Que los EE.UU. considerarían poco amistoso el que cualquier país europeo intentara recuperar territorios que se habían declarado independientes.
- Que los EE.UU. considerarían como peligroso para su paz y seguridad cualquier intento por parte de las potencias europeas de extender sus sistemas de gobierno.
- Los EE.UU. no intervendrían en los asuntos europeos ni en la forma cómo resolvían sus problemas en europa.
En realidad, la doctrina monroe planteaba la no intervención y la no colonización que se resume en esta célebre frase:
"América para los americanos". A nombre de esta declaración, posteriormente EE.UU. realizó intervenciones armadas en varios países centroamericanos. Por eso, Simón Bolívar decía en 1829: "Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad".
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