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viernes, 20 de enero de 2017

División del trabajo de los hombres en tiempos de los incas

Murúa ofrece el siguiente cuadro de edades utilizando para dividir el trabajo:

01. Aucacama: de 25 a 50 años; soldados; para todo trabajo.
02. Puricoco (Purij-rucu): de 50 a 65 años; trabajos agrícolas.
03. Puñurun (Puñunruna): de más de 60 años; "viejos que duermen".
04. Ancacona (Uncuj cuna); mancos, cojos, ciegos, tullidos; pequeñas labores.
05. Sayapaja: mozalbetes de 18 a 25 años; ayudantes de los hombres de guerra.
06. Mactacuna: muchachos de 12 a 18 años; guardadores de ganado, aprendices, otras cosas fáciles.
07. Colla: muchachos de 9 a 12 años; cazadores de pájaros, con lazo y liga, hacen plumajes.
08. Pucllacuna: de 5 a 9 años; "que andan jugando", sirven a sus padres.
09. Llocllacuna: de 4 a 5 años, "que empiezan a andar".
10. Quiraupicac o Yacapicac: que están aún en la cuna. 


Fuente: Historia del Perú Antiguo a través de las fuentes escritas por Luis E. Valcárcel 

lunes, 18 de mayo de 2015

Mama Huaco, la guerrera

En la cultura inca, la mujer ocupó un lugar medular, pues formó parte del binomio masculino-femenino que no solo rigió la vida cotidiana, sino también sus políticas y religiosidad. Este factor fue recogido en los mitos fundacionales, como es el caso de la leyenda de los hermanos Ayar, en la que se le atribuyó a Mama Huaco un rol primordial. 


Siguiendo la cosmovisión dual incaica, su figura se construye en oposición a la de Mama Ocllo-más vinculada a la función de liderazgo y caracterizada como maternal (aparece como madre del inca sinchi roca), en cambio Mama Huaco aparece como la mujer guerrera. 
En varias crónicas que relatan la leyenda de los ocho hermanos, Mama Huaco es representada con características masculinas: de gran fortaleza y destreza en el manejo del haybinto o boleadora, estratega y comandante de su propio ejército durante la campaña conquistadora de Acamama, donde su ferocidad hizo que los pobladores que se resistían a la ocupación huyesen, lo cual permitió que Ayar Manco y los suyos tomaran el territorio. Sin embargo, la feminidad también se hace presente en su figura a través de su disposición para la hechicería y adivinación, muy vinculada al mundo femenino durante el incario. 

Relacionada con la fundación del Cusco por su espíritu guerrero, hay una versión recogida en kas crónicas de Sarmiento de Gamboa que inclusive la señala a ella, y no a Ayar Manco, como la encargada de cargar la vara de oro que indicaría el lugar donde la familia y sus seguidores habrían de asentar sus dominios.
El cronista Felipe Huamán Poma de Ayala, señala a Mama Huaco no como una hermana de Manco Cápac, sino como su madre y esposa. La mujer no juega en este aspecto un rol transgresor, como lo es el de la mujer varonil, puesto que en el caso de los principales mitos fundacionales incas no figura la prohibición del incesto, una tradición más bien occidental. 
Varias son las versiones de los orígenes de la fundación del Cusco-coinciden en algunos puntos y difieren en otros-; pero en todas, este audaz personaje ocupa un papel destacado que se aleja de la pasividad del resto de sus hermanas. 

martes, 8 de abril de 2014

el matrimonio inca

Todo matrimonio entre campesinos se formalizaba después de un tiempo más o menos largo de cohabitación prematrimonial llamado tincunacuspa en el sur y pantanaco en el norte. En él se buscaba que los futuros contrayentes pudieran descubrir la compatibilidad o incompatibilidad de sus psicologías, bajo la estricta vigilancia de sus padres; por cuanto el pantanaco podía cumplirse tanto en casa del futuro esposo como en la de la futura compañera. Lo que la mujer perseguía en el varón era un tipo que desatendiera la chacra, o sea la producción; y lo que apetecía el varón era que su cónyuge supiera manejar  las cosas del hogar. Si la pareja se hallaba conforme se realizaba el matrimonio en las fechas programadas por las autoridades estatales. Desde entonces el individuo adquiría su completa mayoría de edad y también su entera autonomía, convirtiéndose en un miembro activo del ayllu, pasando a vivir en una casa sólo para ellos, que podía ser levantada al lado de la casa de sus padres o más lejos. 



La edad para contraer matrimonio no era igual en todas las clases sociales. Entre el campesino o jatunruna la costumbre la fijaba en la edad juvenil. Pero tratándose de las familias jóvenes, las bodas se llevaban a cabo desde niño, con la finalidad de precaver y garantizar la pureza de sus linajes aristocráticos. Estos matrimonios lo concertaban sus padres; como los casaban entre los cinco y nueve años, después del rito, cada uno se iba a la casa de sus respectivos padres hasta esperar la edad conveniente para la relación marital.


En la nobleza no había enamoramiento ni cortejo para estas nupcias, ya que eran arregladas y convenidas por los progenitores, o por otras personas interesadas en perpetuar dicho sistema.
Solamente el hombre casado recibía su lote de tierra para sembrar. Mientras permanecía soltero vivía ne la casa de sus padres, dependiendo de los productos cosechados en las parcelas de éstos. Además sólo después de desposado quedaba obligado a cumplir mita al Estado inca, lo que explica por qué el incario se preocupaba y hasta presionaran para que se matrimoniaban luego de alcanzar el grupo de edad apropiado para tener una compañera.
Las autoridades estatales se encargaban de señalar las fechas para la realización de estos enlaces matrimoniales en la civilización inca. Los jatunrunas o campesinos, el matrimonio era monogámico y su disolución podía producirse por motivos muy graves. Estaban permitidas las segundas nupcias transcurrido un buen tiempo luego del fallecimiento del cónyuge o divorcio. 

domingo, 6 de abril de 2014

viviendas incas

La monogamia generalizada en el jatunruna redundaba directamente en el plano y disposición de su recinto conyugal. Tanto en la costa como en la zona andina, ya sea de quincha, pirca o adobe, tenían un espacio limitado, lo suficiente para albergar a una familia nuclear simple o una familia nuclear compuesta, siempre cortas. Las casas cuadrangulares de la costa y redondas en la zona andina, habitualmente tenía una dimensión de cinco o seis metros de diámetro, con techos formados de varas de madera que se juntaban en el vértice, cubierto con paja. No eran raras las viviendas cuadrangulares con cobertizos de dos aguas.
Mientras tanto, en las moradas en los hogares poligámicos (curacas y otros privilegiados), tenían que responder a las necesidades creadas para dar alojamiento a varias esposas y numerosos hijos. Por esa razón la residencia de los capacs (señores poderosos) ostentaban mayor tamaño, disponiendo de cuatro y más habitaciones. La edificación de cualquier vivienda demandaba ritos propiciatorios.



Otra peculiaridad de los domicilios de todas las clases sociales, sea en las tierras altas o en las bajas, es que tendían a la intimidad doméstica y dado el material del que echaban mano (piedra, adobe, quincha) mostraban una apariencia de humildad. Las casas solían tener una planta; en los Andes para la salida del humo dejaban un orificio o tronera en la parte más alta y central del cielo raso que fatalmente nunca resolvía el problema a satisfacción. No acostumbraban a tener cuartos destinados a hombres y mujeres por separado. 

Muchas de las casas en los Andes contaban con un grupo de habitaciones independientes construidas circundado un patio central. Todo el conjunto permancía rodeado por una cerca que sólo tenía una puerta para entrar y salir. No colocaban ventanas y si había era apenas muy pequeña, de modo que la habitación permanecía muy oscura. La luz y el aire penetraba a través de la puerta que daba al patio o cancha. En el interior sí tenían abiertas falsas ventanas o ventanas ciegas (alacenas o nichos). La ausencia de ventanas abiertas quedaba justificada para evitar el frío. El piso era siempre de tierra apisonada, salvo en las viviendas de los señores, en cuyo caso se le empedraba. 


En la construción de las casas en la costa no preparaban bases de cimientos cavando zanjas. Las paredes se las levantaba directamente sobre la superficie, adosando los adobes uno encima del otro. La cubierta lo hácían colocando vigas de guarango (algarrobo) y encima esteras u hojas, posteriormente lo cubrían con barro. Si el viento y las lloviznas carcomían ese barro, volvian a poner otra capa. En el área Tallán y Tumbes se obervaron casas de bajareques, osea con paredes de cañas y carrizos espaciados y sin embarrar para posibilitar la aireación de la vivienda. 

Las casas costeñas no requerían, por lo tanto, una intensa laboriosidad. Como hay abundancia de tierra, les bastaba aplastarlas y echar agua. Una vez que estaba revuelta y aplastada en los pies quedaba convertida en barro excelente para hacer adobes pequeños (adobitos) en moldes rectangulares de madera abiertos por arriba y por abajo. Se les secaba al Sol, para lo cual se les volteaba una vez deshidratados por uno de sus lados. Como en los meses de verano el calor es intenso, los adobitos se deshumedecían pronto. Pero no acostumbraban quemarlos, de modo que sino se desmoronaban con rapidez es porque en el litoral no llueve, salvo de vez en cuando, en el perímetro Tallán y Tumbes. Al levantar la pared, a los adobitos se les unía con barro fresco ; también conocía el uso de tapiales.  

Su ajuar y muebles estaban conformados por ollas y vasijas grandes; estas últimas para guardar ropa y granos. No concocían baúles de madera. Se sentaban sobre bancos de piedra y tierra hechos a manera de poyos o pircas. Hacían también bancos con el tallo del maguey de la puya Raimondi. Sin embargo ellos más habituaban tomar asiento en el suelo, a lo más sobre pellejos, esteras, petates o alfombras de pita (agave) o pelambre de llamas. En caso de usar bancos, éstos era sólo para los hombres, las mujeres invariablemente se sentaban en el suelo. Sus camas estaban igualmente encima de poyos o en el piso mismo, no conocían de almohadones o colchones. Para almacenar su bebida favorita como la chicha, poseían tinajas llamadas urpos, muy artísticas en el cusco, a las cuales hoy se les denomina aríbalos, palabra de origen griego. 
En las cocinas, para que ciertos alimentos no sean atacados por los insectos, concían unos artefactos que en los andes del norte recibían el nombre de shingas: aros con la superficie entrelazada de cabuyas y otros mimbres, colgados mediante tres cordeles unidos luego a unos solo que pendía de los tirantes más altos del techo. Otros eran redes y bolsas suspendida por una soguilla. 

Las mansiones de la éñite inca, eran monumentales debido a la magnitud de los bloques. Contaban con varios compartimientos y eran cómodas. Por lo usual cuatro habitaciones ubicadas alrededor de un patio central. Cada cuarto independiente del otro, de manera que quedaban frente a frente. Una de las salas se reservaba para el señor y las restantes para sus esposas, criados y despensa. Podían tener corrales contiguos. Cuando se trataba del aposento del Inca en parajes donde manaban aguas termales, en el patio central abrían y adornaban una pequeña piscina. Las techumbres de las residencias señoriales del sur se cofeccionaban con paja gruesa, levantándolas a manera de cúpulas, tan altas como las paredes del primer y único piso, lo que les proporcionaba belleza. Esto, de preferencia se usaba en las casas circulares que, al erguirse, simulaban pirámides. En quechua (runa-simi) recibían el nombre de sunturhuasis. 


  

jueves, 20 de marzo de 2014

diosas incas

En el imperio inca hubo veneración de diosas femeninas, a las que se creían encargadas de velar por el mantenimiento humano. Sostenían que gracias a ellas, el mar y la tierra, las dos fuentes más grandes de recursos alimenticios, eran de fecundidad inagotable. Se las denominaba Mamacocha y Mamapacha: madre mar y madre tierra, respectivamente. 
Las diosas incas estaban muy relacionadas a la producción agraria y pesca; pero también hay que considerar entre ellas a la luna, que con las dos anteriores conformaban el trío de las diosas panandinas. Se la veneraba mucho por las ñustas, pallas y collas de la etnia inca. Tenía infinidad de templos, pero los más conspicuos estaban en la isla Coatí y en la llacta del Cusco. Los incas incluso le dedicaron una fiesta: la de Coyarraimi. Los yungas de pacasmayo, por igual, adoraban a la luna en un templo en lo que ahora está el santuario de la virgen de Guadalupe (La Libertad). Sin embargo había una diferencia: los chimús lo consideraban como varón en contraste a los andinos que lo imaginaban como mujer. Todo el reino de los chimú fue dedicado a la luna. Justamente la palabra chimú o chimor significa tierra de la luna.


A nivel regional admitían a otras, En los andes norcentro a Mama Rayguana, guardiana de distintos alimentos: papas, ocas, ollucos, mashuas y quinua. De acuerdo al mito, con la finalidad de obtener dichos productos como semillas, el zorzal (chihuaco/tordus) logró que un picaflor (quindi,sirhuar) le recibiera un puñado de pulgas que echó en los ojos de Mama Rayguana, con la desesperación de rascarse los párpados, soltó a su hijo llamado Conopa. Entonces un águila le arrebató al pequeño, ofreciendo devolvérselo sólo cuando Mama Rayguana repartiera aquellos frutos a los hombres. La diosa tuvo que ceder, donando a los andinos las papas, ocas, ollucos, mashuas y quinua. En tanto que a los costeños les dio maíz, yucas, camotes y frijoles, comenzando a partir de aquella fecha el sembrío en los andes. El ídolo de Mama Rayguana era de piedra, pequeña y prieta. La homenajeaban cuando limpiaban las acequias. 

Urpayguachac fue otra esposa de Pachacamac, posiblemente una de sus mujeres principales. Se le consideraba madre de los peces y de las aves marinas. Tuvo varios hijos, entre ellos Aucatama: protector del agro y del ganado. Urpayguachac tenía poderes para convertirse en paloma y volar por el firmamento. 

Cataguan fue otra diosa femenina de Huamachuco y Cajamarca; pero debieron haber muchas diosas más. Solamente en el área de Huanchor (alto rímac) los extirpadores de religiones andinas, citan a Mamañamca (mujer de Huallallo Carguancho); a Chaupiñamca, protectora del agro y de la fecundidad, por lo que en sus festividades campeaban las escenas eróticas. Otra diosa fue Cahuillaca, una especie de diosa del amor.





martes, 29 de octubre de 2013

Que significa Cusco

Frente a los lugares comunes que atribuyen a la palabra cusco, el significado de "ombligo de la tierra o "centro del mundo", Rodolfo Cerrón Palomino da cuenta que dicho vocablo no se encontraba en el léxico quechua, luego de una intensa investigación, se encontró la palabra en diversas variedades del aimara con el contendido de "lechuza" o "búho pequeño". 


La pregunta es ¿Qué papel juega la lechuza en relación con el nombre de la ciudad?. Cerrón Palomino responde: ..."relata el cronista (Sarmiento de Gamboa) que Ayar Manco, mostrándole a Ayar Auca un mojón de piedra que estaba cerca del sitio donde ahora está el monasterio de Santo Domingo, le ordenó que se dirigiera hacia ese lugar, diciéndole:
'Ve allá volando (porque dicen les había nacido unas alas), y siéntate allí toma posesión en el mismo asiento donde parece aquel mojón, porque nosotros iremos luego a poblar y vivir'. Ayar Auca, oídas las palabras de su hermano, levantó sus alas y fue a dicho lugar que Manco Cápac le mandaba y sentándose allí se convirtió en piedra y quedó hecho mojón de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama cosco, de donde le quedó el nombre del cusco al tal sitio hasta hoy.

Según se puede apreciar en la versión de Sarmiento, Ayar Auca es el personaje a quien le había nacido unas alas y cuando recibe la orden de Ayar Manco, alzándose precisamente sobre sus alas, fue a posarse sobre el mojón de piedra que le había indicado su hermano y sentándose ahí se convirtió en piedra. De esta manera se produce la litomorfosis del personaje alado, confundiéndose con el mojón de piedra, Desde entonces no los recuerda Sarmiento, tenían los incas un proverbio que decía: "Ayar Auca cusco guanca", como si dijese "Ayar Auca mojón de piedra mármol". Es decir, según esto, Ayar Auca, que era un cusco,  osea una lechuza, se posó sobre una guanca, esto es un mojón de piedra, y se tornó él mismo en roca. E un buen romance, entonces, cusco guanca viene a significar "la piedra de la lechuza" o parafraseando mejor la frase, "el peñón donde se posó la lechuza". Como se puede apreciar,  no podía haber mejor motivación para designar el lugar que debía tomarse para ocuparlo".

De esta manera Cerrón comprobó la naturaleza aimara de la palabra "cusco", a pesar de que no ha sido consignada en los vocabularios del aimara de Puno y de la Paz. Y también detectó su presencia en los dialectos quechuas marginales, como el vocabulario del quechua ecuatoriano que recoge las variantes cuscungu y cushcungu, a los que atribuye el significado de "búho". Por si fuera poco en el quechua argentino se registra ckocko y coco para designar también a una variedad de esta ave. Además, en un estudio de toponimia, Stiglich recoge coschco como el nombre de una finca del pueblo de Huailas, en Áncash, al que le otorga el significado de "búhos". Valiéndose de estos datos, la investigación sostiene que es altamente probable que el vocablo "qusqu", ajeno al quechua, pueda tener filiación aimara. De este idioma en todo caso, lo habrían tomado el propio quechua y otros idiomas vecinos, a los cuales dominó y hasta avasalló: nos referimos por ejemplo al uru-chipaya, al atacameño y al cancán diaguita. tratándose, sin embargo, de una voz antiquísima, como la prueba su registro en la toponimia del cusco, no debe descartarse de que provenga de otra lengua, de antigua presencia en la región altiplánica: la puquina.

jueves, 15 de agosto de 2013

La llegada de Hiram Bingham al Cusco

Luego de asistir al Congreso, Bingham entró al Perú por primera vez en enero de 1909 quien había recogido a un nuevo compañero proveniente de Santiago, su nombre Clarence Hay, hijo de un ex secretario de los EE.UU. Partieron hacia el Cusco por tren. Al llegar a la ciudad lo primero que capturó su atención fue el monasterio católico de Santo Domingo, construida sobre las paredes convexas del Coricancha, el antiguo templo del Sol de los Incas, lamentablemente muchas de esas bellezas arquitectónicas los conquistadores españoles construyeron sus casas sobre los cimientos reales incas. Las largas paredes de piedra bellamente cortada y unidas sin cemento hechas pacientemente por expertos es lo que le fascinó a Bingham cuando recorrió la ciudad del Cusco. Esas mismas paredes de cuya perfección recordaría dos años más tarde cuando llegó a Machu Picchu.


Llamado actualmente Convento de Santo Domingo se edificó en 1534 sobre lo que queda de los antiguos muros del Coricancha, templo dedicado al Sol y a los astros. Sus salas y sus jardines, que abundaban en oro, fueron saqueados en su totalidad por los españoles. La construcción de la iglesia católica sobre las bases del Coricancha se prolongó hasta 1633, pero debido al terremoto de 1650 tuvo que restaurarse. Los trabajos de refacción demoraron hasta 1680, dándole la apariencia que luce en nuestros días.

Realizó una visita guiada a Sacsayhuamán, la extraordinaria edificación de piedra que cuya vista panorámica se puede apreciar la ciudad del Cusco. Esta edificación según el historiador John Hemming ha sugerido que en su apogeo la estructura maciza habría tenido un cuarto de milla de largo de tres niveles con tres torres en el centro de la ciudadela, construida para la realeza. Sus enormes rocas están perfectamente talladas permaneciendo fijas. Bingham quedó estupefacto por lo que vio. Continuando con su itinerario partió de Cusco a Ayacucho, el lugar donde Bolívar derrota definitivamente a las fuerzas españolas en 1824.


Algunos estudiosos han formulado la hipótesis que Sacsayhuamán sería un observatorio astronómico inexpugnable, donde sólo se le permitía el acceso al Inca y a una exclusiva casta de sacerdotes –astrónomos. Según el testimonio de algunos cronistas, existiría un templo dedicado al dios Sol, en el centro de Sacsayhuamán. No se trata de una verdadera fortaleza, sino de un antiguo lugar de culto donde los incas construyeron murallas defensivas. Los enormes bloques usados en Sacsayhuamán fueron traídos desde la cantera de Huacaypata, que se encuentra a cientos de metros del lugar.




jueves, 21 de febrero de 2013

Cusco: La ciudad cosmopolita de los Incas

El poder imperial geográficamente, tenía un territorio fijo: el valle del Cusco, en uno de cuyos puntos, más o menos céntrico, se erguía la Llacta (ciudad) de igual designación. Como la aldea databa de tiempos muy antiguos, de fechas anteriores a Manco Cápac (Manko Qhapaq), cuando ni tenía el nombre de Cusco sino el de Acamama, asiento de los remotos y pequeños señoríos de Hualla, Sahuasera y Antasayac.


Pero desde la década de 1430-1440, en que fue fundado el Imperio por Pachacuti, aquel poco pintoresco villorrio fue transformado en un amplio, hermoso e imponente asentamiento urbano que se hizo merecedor al calificativo y sobrenombre de Jatun tupac llacta. Desde entonces no solo iban a vivir allí individuos pertenecientes a la nobleza etnica Inca, sino una multitud de mitayos llevados a todos los señoríos y reinos conquistados y anexados para que trabajaran en obras de construcción, canalización, sembrío, crianza de animales, labores domésticas, etc. Llegó a ser, por lo tanto una llacta "cosmopolita", donde a los extrnajeros fácilmente se les reconocía, porque nadie podía cambiar ni alterar sus insignias nacionales, simbolizados en el color y forma de los tocados. Es posible que durante su esplendor haya albergado entre 60 y 100 mil habitantes.

Cusco fue el nombre impuesto a raíz del arribo de los Antasayas, en directa alusión a la tarea que tuvieron para desecar y nivelar su terreno pantanoso y pedregoso. Al crearse el imperio y ser convertido en el corazón y cerebro de tan extenso territorio, muy pronto el Cusco adquirió otra acepción y significado: ombligo del mundo, es decir del mundo dominado por la etnia Inca. Por lo cual no estaban errados, porque toda capital de cualquier Estado centralista y despótico constituye el lugar donde se imparten y disponen la política económica, social, militar e ideológica, convirtiendo a sus moradores en el eje del funcionamiento del cosmos.

Su plano simulaba la silueta de un puma o león americano, cuya cabeza se hallaba la ciudadela de Sacsaywaman y la cola en la confluencia de dos ríos que atravesaban la llacta, uno de ellos el Huatanay. Su trazo y su distribución figuraban un verdadero Tawantinsuyu, de modo que sus espacios fueron dejados para distribuirlos entre los mitmas o extranjeros que arribaban a ella, pero racionalizados y planificados de tal manera que guardaban la misma distribución y posición de cada etnia en la geografía incaica. Al ser cuatro los suyus del imperio y cuatro los barrios de la llacta, cada grupo de mitmas ocupaba el sector que le correspondía.
A los ídolos o huacas de cada etnia se los tenía reunidos en un santuario ad hoc. Y como es de imaginar, cada curaca principal de cada uno de los diversos señoríos y reinos tenía edificada su casa en ese sector señalado a sus mitmas. Allí se alojaba cuando llegaba al Cusco a visitar al Sapainca, y allí vivía el heredero del cacicazgo cuando paraba en la corte imperial. Como la tierra y los aposentos de los mitmas guardaban una distribución que dependía de la cronología en que fueron conquistados, con solo ver su ubicación bastaba para conocer la historia de la expansión del imperio. He ahí por qué se le consideraba una llacta cosmopolita. Deambulando por sus calles y plazas; hombres y mujeres pertenecientes a todas las etnias incorporadas al Tawantinsuyu, luciendo sus tocados nacionales y hablando en sus idiomas o dialectos.
Sin que aquello significase de que se hubiera convertido en un crisol de pueblos, por la simple razón de que la endogamia lo impedía, igualmente los conceptos del ius sanguinis y mecansimos de la descendencia paralela.

viernes, 1 de febrero de 2013

La reconstrucción del Cusco


Una vez entregado Pachacuti liderazgo militar a su hijo Tupac Yupanqui, dedicó su tiempo a la reconstrucción de Cuzco. Él quería que la ciudad a presentarse como un símbolo de poder Inca y habilidad, y se imaginó una ciudad que se convertiría en un modelo de la arquitectura, la planificación y la construcción.

Puesto que la ciudad está a unos 11.680 pies sobre el nivel del mar, los proyectos de construcción fueron muy difíciles para los trabajadores. El más alto en las montañas, menos oxígeno hay en el aire, lo que dificulta la respiración. Los inviernos son fríos, y la construcción de piedra requiere de millones de horas de trabajo. Cuando los españoles llegaron en 1532, el centro de Cuzco incluía unos 4.000 sólidamente construido estructuras de piedra, con gran parte de ese trabajo realizado en tan sólo 60 años.
El plan de la ciudad tomó la forma de un puma, un animal muy admirado por la cultura Inca por su fuerza y ​​astucia. La forma de puma de Cuzco todavía se puede ver en las fotos tomadas desde aviones. A la cabeza del puma, Pachacutec construyó el templo-fortaleza de Sacsahuamán. En el centro, palacios reales y enormes plazas públicas tomó forma. En la cola, había casas nobles y el templo central, el Coricancha.

La ciudad tenía una alcantarilla y complejo sistema de agua, construido con piedra bordeadas de zanjas. El agua dulce se ha elaborado a partir de cerca de los ríos Huatanay y el Tullamayo-la que los ingenieros incas habían desviado por canales de construcción. Los ingenieros también construyeron pozos a las aguas termales debajo de la tierra para proporcionar baños de agua caliente para la realeza.

La ciudadela (una fortaleza mayor) de Sacsahuamán brindó protección de varias maneras. Se alzaba sobre una colina desde la que los guardias podían ver largas distancias. En caso de un ataque desde cualquier dirección, los guardias advirtió a los ciudadanos del Cusco, quienes luego se trasladaron a la fortaleza. La fortaleza tenía tres torres principales, una para el Sapa Inca, y los otros dos para los militares. Sacsahuamán dieron agua dulce de los arroyos subterráneos, y se almacenan suficiente comida y ropa para que el asedio de la fortaleza sería inútil. Sacsahuamán era también un templo para la oración y los sacrificios.
El Coricancha sustituyó a la anterior Intihuasi construido por los anteriores Sapa incas. El templo principal, dedicado al dios Sol, Inti, fue literalmente empapeladas con hojas de oro-el "sudor del sol", y el techo estaba hecho de una mezcla de paja dorada, cañas naturales, hierbas y tallos. Había seis edificios en total, con los otros edificios creados como templos a los dioses de los incas otros principales: la luna, las estrellas, rayos truenos y arco iris. Servicios diarios y sacrificios se hicieron a los Dioses en el templo principal.

Sólo los sacerdotes y la nobleza podía entrar en el Coricancha. El Acllahuasi, la casa de las acllas, y la escuela para que los jóvenes se encuentra también en el centro de la ciudad cerca del Coricancha. Puertas vigiladas controlaban las entradas al Cuzco, y nadie podía entrar en la ciudad entre el anochecer y el amanecer. El centro de la ciudad donde los palacios se encontraban estaba reservada para el Sapa Inca, su familia, sirvientes, y los hogares de los Incas pasado Sapa. Sin embargo, cuando los principales acontecimientos religiosos se llevó a cabo, tanto los nobles y los campesinos llenaban las plazas centrales frente al palacio para ver.

La ciudad era una obra maestra del diseño, la innovación y la planificación. Tenía tres distritos principales: urbanas, suburbanas y rurales. Un jardín de bosque separaba el centro urbano de las ciudades suburbanas periféricas. Barrios o distritos divide el área urbana donde los grupos étnicos, como los pueblos conquistados desde el oeste o al norte, vivían en áreas específicas reservadas para ellos. Su ropa los distinguía de las personas de otros distritos, ya nadie se le permitía usar la ropa o los tocados de cualquier otro grupo étnico. De esta manera, los guardias sabían que pertenecía en qué distrito y se mantiene una estrecha vigilancia sobre los movimientos de los ciudadanos. Leyes impidió que la gente se mueva de su área designada a otro distrito étnico. Pueblos suburbanos, espaciados uniformemente alrededor de seis kilómetros de distancia, siempre y viviendas para los campesinos, mineros y otros trabajadores. Caminos conectado cada ciudad a sus pueblos vecinos y al centro de la ciudad.

 El historiador Albert Marrin describe la ciudad: "Cuzco fue presentada en un tablero de ajedrez enorme. Sus calles eran estrechas y pavimentadas con piedra. Además, los cuatro caminos principales, uno para cada uno de las cuatro partes del  imperio, comenzó en la plaza, un espacio abierto de 20 acres en el centro de la ciudad. . . . La Casa del saber y los palacios de los Incas Sapa, vivos y muertos, la plaza rodeado en tres lados. Estos edificios, hechos de bloques de piedra, muchas de ellas un peso de 20 toneladas, eran maravillas de la ingeniería. "





 

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