La debilidad de la República de Weimar y la gran depresión de 1929, hizo que Alemania siguiera a Italia en el camino hacia el fascismo. En este caso la ideología tomó el nombre de nazismo.
El nazismo tuvo sus orígenes en el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDP), fundado en la ciudad de Munich en 1918, al cual se adhirió Adolf Hitler cuando aún contaba con pocos miembros. Dicha agrupación política mantenía ideas de claro lineamiento fascista, evidenciadas en la existencia de grupos armados, como los Sturm Abteilungen (escuadrones de asalto), más conocida como la SA, grupo paramilitar jefaturado por Ernst Röhm. A imitación del modelo italiano, se adoptó el saludo fascista utilizado por Mussolini.
El fascismo en Alemania tuvo algunas características que lo diferenciaron del establecido por Mussolini. Lo más resaltante fue sin duda la referida al componente racial. Para el nazismo, existía una jerarquía de razas, lo que conducía a plantear la existencia de una raza dominante y otras que debían ser subordinadas e incluso ser eliminadas. El pensamiento evolucionista de Darwin aplicado a lo social y a la filosofía de Friedrich Nietzsche sirvieron de bases ideológicas para la doctrina Nazi. Por el primero se justifica la supremacía de razas y el segundo se apelaba al culto a la fuerza y al mito del superhombre.
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