Los términos burgués y burguesía tienen un origen medieval. Se usaban para identificar a aquellos comerciantes que vivían en los burgos (ciudades) y que como producto de sus negocios mercantiles o financieros, estaban en capacidad de acumular riquezas y reinvertir sus ganancias en la mejora de sus negocios (productos o servicios). Este interés y aptitud para los negocios los diferenció de los señores feudales, quienes pese a tener poder político, por lo general no acostumbraban a intervenir en actividades comerciales (donde intervenía la moneda). Con el tiempo, la burguesía empezó a desplazar del manejo de la política a los señores feudales y a la nobleza, con lo que consiguieron sumar a su poder económico el poder político. En la edad contemporánea se le denominaba con el nombre "burgués" a grupos muy diversos: los empresarios (industriales, hombres de negocios, banqueros); los rentistas, que vivían de los intereses de sus fortunas; los altos funcionarios, los intelectuales y los profesionales liberales (abogados, médicos, etc.) De esta manera para el marxismo, la burguesía se constituyó en la clase dominante de la sociedad capitalista y era la que poseía los medios de producción.
La supremacía de la burguesía
El capitalismo industrial significó un cambio radical de las relaciones sociales. La sociedad industrial capitalista fue una sociedad de clases: por un lado estaban los empresarios, propietarios de los medios de producción, que configuraron la burguesía. Esta constituyó como la clase social dominante, ya que tomaba las decisiones económicas fundamentales, como por ejemplo que debía producirse y a qué precios debía venderse de acuerdo con la demanda. La otra clase la componían los obreros, proletarios o asalariados, que se ganaban la vida vendiendo lo único que poseían: su capacidad de trabajar.
En lugar de las antiguas relaciones de paternalismo que unían a patrones y trabajadores, con el capitalismo las relaciones entre capitalistas y obreros se deshumanizaron y despersonalizaron: la mayoría de las veces ellos no se conocían y el único nexo que los ligaba eran el trabajo y el salario.
La mentalidad burguesa
La burguesía impuso un nuevo orden social y una nueva mentalidad. El nuevo orden social se basaba en el éxito económico y en la posesión de riquezas. El éxito sólo se justificaba ´por el talento y el mérito personal , y no por el nacimiento. El trabajo, el ahorro, el esfuerzo y el gusto por el riesgo pasaron a ser las virtudes más estimadas para conseguir la prosperidad. De igual modo, los burgueses exaltaron la familia y el hogar.
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