Mucho antes que llegaran los primeros emigrantes de la etnia Inca, el valle del Cusco estaba habitada por pequeñas etnias, unas más antiguas que otras: Hualla, Alcahuisa, Sahuasera, Antasayac, Lare y Poque; cada una de las cuales comprendía algunos ayllus.
La etnia Hualla habitaba en las tierras de Huaynapata, cerca al lugar denominado por los españoles Arco de la Plata, camino a Charcas, es decir, al sur de la ciudad actual. Los huallas aparecen como los antiguos habitantes del Cusco, con sus casas agrupadas en las faldas del cerro, al oriente de la ciudad, desde los andenes de San Blas. Su aldea medular se llamaba Pachatusán.
Los sahuaseras procedían de sutijtoco (área Masca/Paruro), y cuando arribaron al Cusco encontraron a los huallas. Tomaron posesión de lo que siglos más tarde iba a ser la parte principal de la Llacta (ciudad), la lomada fértil donde después iba a ser construida el Inticancha, que luego Pachacuti rebautizaría con el nombre de Coricancha. Los huallas no les hicieron resistencia; al parecer se confederaron con los invasores sahuaseras. A éstos, debido a su pacarina o lugar de origen también se les llamaba Sutijtoco Ayllu. Su pacarina o lugar de procedencia estaba pues en Pacaritambo.
Los antasayas hicieron acto de presencia después de los sahuaseras. Por su etimología se deduce que emanaban de algún sitio de las pampas de Anta. Se ubicaron en la parte norte, desde el actual monasterio de Santa Clara hasta Collcampata, llegaron comandados por su jefe Quisco (ave agorera) y dicho arribo dio ocasión para nombrarle Cusco al paraje, debido a que allanaron el terreno, quitando piedras y peñascos. Los sahuaseras no les hicieron resistencia y hasta se confederaron con los huallas.
Posteriormente de los antasayas advinieron al Cusco los ayaruchos, quienes aseguraban proceder de Pacaritambo (Masca), señalando como pacarina suya a Capactoco. Pararon en el Cusco liderados por su caudillo que tenía el mismo nombre: Ayar Ucho, estableciéndose en Pucamarca. Fueron los incas que les cambiaron de apelativo, llamándoles alcahuisas.
Al alcanzar el Cusco encontraron que allí estaban ya establecidos los huallas, sahuaseras y antasayas, con los cuales se aliaron. los ayaruchos, desaparecido su jefe (Ayar Ucho), entre otros jefes que gobernaron subsiguientemente, tuvieron a los famosos Apomaita y Columchima. Precisamente cuando se produjo la migración de Manco Cápac al Cusco, los administraba el sinchi Columchima.
Por entonces Acamama era el nombre de una aldea de 30 chozas de pirca y paja, a la misma que se le había dado el apelativo de Cusco. La habitaban hasta 30 familias nucleares-simples y nucleares-compuestas. Su cacique y señor se llamaba Ayar Ucho. Y éstos como los antasayas y sahuaseras llegaron, pues, cuando ya los huallas ocupaban las faldas del Cusco, ubicadas al Este de Acamama. Pero a los ayaruchos también se les decía Arairaca Ayllu Cusco Callán, y años más tarde alcahuisas. El topónimo de su asentamiento preciso se denominaba Pucamarca.
La estatua de Ayar Ucho colocada en el cerro Huanacauri, al Sur del Cusco, es indicio de que allí estuvo desde un principio su adoratorio principal y que hasta ahí llegaban sus tierras o posesiones. El ídolo de Ayar Ucho en la huaca de Huanacauri era la divinidad de los alcahuisas, por lo tanto Ayar Ucho no es en realidad hermano de Manco Cápac, como lo indica la leyenda.
Poques y lares vivían al oriente del Cusco. Los poques estaban a uno y otro lado por donde siglos después iba a correr el camino al Antisuyo. Estas pequeñas etnias con las que iba a dar Manco Cápac o Ayar Manco en el Cusco no representaban la situación típica del área, puesto que no lejos de allí existían otras de gran extensión, constituyendo respetables reinos, entre los cuales según los mitos más antiguos, destacaban el Colla, Pinagua y Ayarmaca.
Existe la hipótesis de que ayarmacas y pinaguas conformaban un solo Estado, en el que el primero representaba a hanan y el segundo a hurin. Lo que a su vez sugiere que las etnias Hualla, Sahuasera y Alcahuisa estarían, entonces, a punto de ser asimiladas por los ayamarcas, o quizás ya lo estaban.
Los ayarmacas y pinaguas configuraron un gran reino en lo que hoy son las provincias de Cusco y Anta en fecha posterior a la destrucción del imperio Wari. El territorio de los ayarmacas comenzaba en Quiquijana, por el Sur, extendiéndose hasta Jaquijahuana (pampas de Anta) y Ollantaytambo, en el Norte. Mientras que Pinagua dominaba desde Quiquijana hasta Quispicanchi, encerrando la pampa y laguna de Muyna. Los jefes de Ayarmacas recibían el nombre genérico de Tocay Cápac y los otros Pinagua Cápac; pero el primero con más poder que el segundo. La cerámica Ayarmaca ha sido identificada ahora con el nombre de Quilque.
Tocay Cápac y Pinagua Cápac siempre figuran juntos. En la documentación aparecen lado a lado, lo que indica que cada uno encarnaba a una mitad o saya (hanan/hurin). Imagen nada insólito, sino muy común en los reinos andinos, donde en cada curacazgo de los Andes meridionales y aún en los sureños de los Andes centrales gobernaba una diarquía.
Tocay Cápac mandaba en el Noroeste del Cusco y Pinagua Cápac hacia el Este. Eran contemporáneos al reino de Jatuncolla o Collas, donde su rey era conocido con el nombre de Colla Cápac. Todos los cuales estaban en pleno apogeo cuando se produjo la aparición de Manco Cápac.
En la nación Ayarmaca-Pinagua, localizada al Sureste del Cusco, existían 18 pueblos a partir de las Salinas (próxima al Cusco) cubriendo un largo de tres leguas (18 kilómetros) rumbo a Quiquijana, en lo que iba a ser el futuro camino real hacia el Collasuyo. Entre sus principales asientos se cuentan Maras, Tambocunga (Pucyura), Amarocancha, Aguayrocancha, Suca, Challuamarca, Chinchero, Guaypón, Acamama (Cusco), etc. Tres de sus huacas tenían por nombre Ayarmaca, Guaypón Huanacauri y Chinchero Huanacauri.
Los ayarmacas tenían su pacarina o lugar de origen en un paraje situado en la vía hacia Yucay. Lo distinguían señalándolo con una piedra, hecho que advierte que no era un estado creado por invasores ni emigrantes, sino un reino que se hizo, formó y desarrolló gracias a un proceso político- social propio e interno, como auténticos nativos de la zona. Consiguientemente los ayllus del Cusco a que se ha hecho referencia, como se dijo eran subetnias pertenecientes al reino de Ayarmaca (hanan), o por lo menos a punto de ser políticamente anexionados.
Los ayaraucas debieron ser opositores a la etnia Inca. Por lo tanto, Ayar Auca pudo ser la designación dada por Manco Cápac al jefe de los ayarmacas. Es decir Ayar Auca sería el mismo Tocay Cápac (o acaso el Pinagua Cápac). Los argumentos probatorios son: Que ya vivían ahí desde antes de la llegada de Manco Cápac o un diferente dato legendario que atribuye a Ayar Auca el haber dado el nombre de Cusco al lugar de Acamama.
Los ayarmacas tuvieron prolongados enfrentamientos con los primeros incas, pero poco a poco fueron relegados, quedando sus reyes reducidos a simples caciques de ayllus, situación en la que los dejaron subsistir a través del tiempo que duró el Tawantinsuyu.
Poques y lares vivían al oriente del Cusco. Los poques estaban a uno y otro lado por donde siglos después iba a correr el camino al Antisuyo. Estas pequeñas etnias con las que iba a dar Manco Cápac o Ayar Manco en el Cusco no representaban la situación típica del área, puesto que no lejos de allí existían otras de gran extensión, constituyendo respetables reinos, entre los cuales según los mitos más antiguos, destacaban el Colla, Pinagua y Ayarmaca.
Existe la hipótesis de que ayarmacas y pinaguas conformaban un solo Estado, en el que el primero representaba a hanan y el segundo a hurin. Lo que a su vez sugiere que las etnias Hualla, Sahuasera y Alcahuisa estarían, entonces, a punto de ser asimiladas por los ayamarcas, o quizás ya lo estaban.
Los ayarmacas y pinaguas configuraron un gran reino en lo que hoy son las provincias de Cusco y Anta en fecha posterior a la destrucción del imperio Wari. El territorio de los ayarmacas comenzaba en Quiquijana, por el Sur, extendiéndose hasta Jaquijahuana (pampas de Anta) y Ollantaytambo, en el Norte. Mientras que Pinagua dominaba desde Quiquijana hasta Quispicanchi, encerrando la pampa y laguna de Muyna. Los jefes de Ayarmacas recibían el nombre genérico de Tocay Cápac y los otros Pinagua Cápac; pero el primero con más poder que el segundo. La cerámica Ayarmaca ha sido identificada ahora con el nombre de Quilque.
Tocay Cápac y Pinagua Cápac siempre figuran juntos. En la documentación aparecen lado a lado, lo que indica que cada uno encarnaba a una mitad o saya (hanan/hurin). Imagen nada insólito, sino muy común en los reinos andinos, donde en cada curacazgo de los Andes meridionales y aún en los sureños de los Andes centrales gobernaba una diarquía.
Tocay Cápac mandaba en el Noroeste del Cusco y Pinagua Cápac hacia el Este. Eran contemporáneos al reino de Jatuncolla o Collas, donde su rey era conocido con el nombre de Colla Cápac. Todos los cuales estaban en pleno apogeo cuando se produjo la aparición de Manco Cápac.
En la nación Ayarmaca-Pinagua, localizada al Sureste del Cusco, existían 18 pueblos a partir de las Salinas (próxima al Cusco) cubriendo un largo de tres leguas (18 kilómetros) rumbo a Quiquijana, en lo que iba a ser el futuro camino real hacia el Collasuyo. Entre sus principales asientos se cuentan Maras, Tambocunga (Pucyura), Amarocancha, Aguayrocancha, Suca, Challuamarca, Chinchero, Guaypón, Acamama (Cusco), etc. Tres de sus huacas tenían por nombre Ayarmaca, Guaypón Huanacauri y Chinchero Huanacauri.
Los ayarmacas tenían su pacarina o lugar de origen en un paraje situado en la vía hacia Yucay. Lo distinguían señalándolo con una piedra, hecho que advierte que no era un estado creado por invasores ni emigrantes, sino un reino que se hizo, formó y desarrolló gracias a un proceso político- social propio e interno, como auténticos nativos de la zona. Consiguientemente los ayllus del Cusco a que se ha hecho referencia, como se dijo eran subetnias pertenecientes al reino de Ayarmaca (hanan), o por lo menos a punto de ser políticamente anexionados.
Los ayaraucas debieron ser opositores a la etnia Inca. Por lo tanto, Ayar Auca pudo ser la designación dada por Manco Cápac al jefe de los ayarmacas. Es decir Ayar Auca sería el mismo Tocay Cápac (o acaso el Pinagua Cápac). Los argumentos probatorios son: Que ya vivían ahí desde antes de la llegada de Manco Cápac o un diferente dato legendario que atribuye a Ayar Auca el haber dado el nombre de Cusco al lugar de Acamama.
Los ayarmacas tuvieron prolongados enfrentamientos con los primeros incas, pero poco a poco fueron relegados, quedando sus reyes reducidos a simples caciques de ayllus, situación en la que los dejaron subsistir a través del tiempo que duró el Tawantinsuyu.