sábado, 31 de diciembre de 2016

La vida privada de los reyes incas

Guaman Poma nos informa que eran las moyas grandes huertos que tenía el Inca en los que iba a cazar venados y perdices, empleando lazos toclla y boleadoras o riui; cogía pájaros con redes o llica y con liga o pupa. Así holgábase con su mujer y con los príncipes y demás cortesanos.
Tenía también ciertos truhanes que lo divertían y que llevaban los nombres de Sauca Rimac y Cocho Rimac, quienes procedían de la provincia de Guancavilca; otros que eran yungas y llamábanse Saucachicoc, Acichicoc, Poquiscolla, Millmarinri. Estos últimos eran Collas y todos actuaban como bufones. Los que hacían de actores eran denominados llamallama hayachuco.

Tenía en su casa un patio lleno de pájaros y monos, guacamayos, cernícalos, loritos, tórtolas, chivillos y chaynas, vizcachas y otros animales. 
Había una laguna con pescados y fuentes de agua o uiruypaccha y cantocpaccha. En su jardín y huerta se cultivaban todo género de yuyus para su regalo.
Para amenizar sus días y noches había músicos que tocaban sus instrumentos como: pomatinya, guaylla quepa, pututo, pincullo, antara, pipo, catauri, uaruro, quena quena, chiuca. Iban a su palacio músicos de todo el reino, incluso de los yungas que llevaban su nucaya.

El Inca se enamoraba de las señoras principales de los Collasuyus, de los Canchis y de los Pacajes y favorecía a las de Chinchaysuyu, despertando celos en la señora coya. El Inca solía salir de incógnito, vistiendo como indio pobre, para ver el mundo.
Cuando el Inca tomaba parte de las batallas hacia uso de su honda y con ella arrojaba piedras de oro desde su pillcoranpa (andas). 

Tanto el monarca como la reina recibían con frecuencia muchos obsequios de los señores principales del Imperio, y en su mesa tenía para su regalo comidas escogidas como maíz de las clases que llaman capya utco sara y papas mauay y chaucha y llama blanca cuyro y chiche, y cuyes blancoa, patos, mucha fruta y chicha muy suave que maduraba un mes y a la que llamaban yamor aca. Comía otras muchas cosas que eran prohibidas a la gente común. 

Sus perfumes, como a modo de almizcle o algalia, eran ciertas yerbas llamadas ciyaya e ispinco, con que se ahumaba. Sus joyas contenían piedras finas que en general se denominaban umiña, cuiche, uacori y quispe. Usábase también de las conchas marinas o mullo. 

El Inca se bañaba excepto en las lunas menguante y creciente, porque bajo ellas había peligro de enfermedades. 
Cuando el Inca salía a pasear con sus cortesanas era acompañado de numerosos soldados con sus morriones, estandartes y trompetas; él era conducido en su quispiranpa, así como la coya. Le acompañaban comparsas de danzantes y algunas veces chunchos desnudos, por galas


Fuente: Historia del Perú Antiguo a través de las fuentes escritas por Luis E. Valcárcel 

martes, 13 de diciembre de 2016

Juzgamiento del inca

A la muerte de cada inca, los ancianos de la corte examinaban su vida y costumbres y si había sido provechoso para el pueblo, eran llamados los quipucamyoc para que registrasen los hechos y hazañas y los conservaran. Cieza de León dice: "Y estos indios que por mandado de los reyes sabían estos romances, eran honrados por ellos y favorecidos y tenían cuidado grande de los enseñar a sus hijos y a hombres de sus provincias y a sus más avisados y entendidos que entre todos se hallaban, y ansi por las bocas de unos lo sabían otros, de tal manera que hoy día entre ellos cuentan lo que pasó ha 500 años, como si fueren 10... Los que sabían los romances, a voces grandes, mirando contra el Inca, le cantaban lo que por sus pasados había sido hecho, y si entre los reyes alguno salía remiso, cobarde, dado a vicios y amigo de holgar, sin acrecentar el señorío del imperio, mandaban que de estos tales hobiese poca memoria o casi ninguna, y tanto miraron en esto que si alguno se hallaba era por no olvidar el nombre suyo y la sucesión, pero en lo demás se callaban, cada una de las momias de los reyes, además del servicio conocido, tenía sus truhanes y decidores que estaban con palabras alegres contentando al pueblo".


Además de los quipucamayoc, eran escogidos por el Inca tres o cuatro hombres ancianos que fueran hábiles para que en cada provincia anotaran las cosas que ocurrían durante el tiempo de su reinado, fuesen prósperas o adversas, y que las tuviesen en la memoria y de ellas hicieran cantares para que más fácilmente fueran recordadas en lo futuro. Dichos cronistas no publicaban lo sabido y solo lo hacían en presencia del propio Inca. Estaban obligados en sus relatos a no hacer referencia alguna a hechos o actos que se relacionaran directa o indirectamente con el monarca reinante, pues solo debían tratar de la historia de sus antepasados, y luego que era muerto el rey, a su sucesor le decían estas palabras: "Oh Inca grande y poderoso, el sol, la luna, la tierra, los montes y los árboles, las piedras y tus padres te guarden de infortunio y te hagan próspero, dichoso y bienaventurado sobre todos cuantos nacieron, sábete que las cosas que sucedieron a tu antecesor son éstas", y luego, puestos los ojos al suelo y bajadas las manos con gran humildad le daban cuenta de todo lo que sabían. Y el nuevo Inca a su vez elegía otros cronistas que cumpliesen la misma función. 

Fuente: Historia del Perú antiguo a través de la fuente escrita por Luis E. Valcárcel

 

Copyright @ 2013 Aprenda historia de la humanidad.