Los sacerdotes de Chavín tenían un conjunto de conocimientos que les permitía tener poder: podían interpretar el movimiento de los astros para saber cuándo se podía empezar a cosechar o cuándo comenzaría la estación de las lluvias. Además habían aprendido a interpretar distintos signos de la naturaleza y con ello advertir a la comunidad sobre posibles fenómenos por venir. En posibles términos de esa época, los sacerdotes dialogaban con las fuerzas de la naturaleza, y como encargados de los oráculos, tenían la capacidad de interceder entre ellas, los templos y la gente.
La autoridad que los sacerdotes obtenían por estos conocimientos los colocaba en el centro de la atención. Si sus predicciones eran acertados, los centros ceremoniales y oráculos adquirían buena reputación. Eso ocurrió con los sacerdotes de Chavín, ellos fueron desarrollando una gran capacidad de convocatoria y a la vez poder político y económico sobre las comunidades de la época.
Su centro ceremonial era famoso y reconocido, atraía a personas de otras regiones, que llegaban con regalos para solicitar servicios a los sacerdotes y oráculos, y al mismo tiempo crear o reforzar los lazos con los pobladores del lugar.
Los sacerdotes tenían instrumentos especiales para analizar el curso de los cuerpos celestes, como el altar choque chinchay, una roca de 10 toneladas con 7 orificios circulares que se llenaban de agua para formar espejos y observar un conjunto de estrellas conocidas cómo las pléyades. Esto servía para predecir la llegada de las lluvias, información muy importante para las poblaciones agrícolas de los Andes.
Fuente: Culturas andinas 2 "Chavín" Editorial Septiembre