Antecedentes
Después de la Primera Guerra mundial España atravesaba por una profunda crisis política, económica y social. En estas condiciones en 1923, el general Primo de Rivera decidió dar un golpe de Estado para liberar a España de "los políticos profesionales....responsables del período de infortunio y corrupción que se inició en 1898".
Hasta entonces España era una monarquía constitucional, gobernada por el rey Alfonso XIII, de la Casa de Borbón. Realizado el golpe de Estado, legaliza la situación, reconociendo a la dictadura militar de viejo molde. Suspende la constitución de 1876, pone fin al sistema parlamentario, aleja de la escena política a los viejos partidos políticos, se esfuerza en dar una unidad al país, iniciando una vasta labor de obras públicas, pero trata de reprimir a la oposición que ganaba más simpatías; sin embargo, en 1931 el dictador Primo de Rivera fue obligado a dimitir por el pueblo, incluso por su propio partido, la Unión Patriótica (una agrupación de conservadores) y el descontento de la Fuerza Armada. Mientras tanto los sentimientos republicanos crecían y en las elecciones de ese año, los republicanos, bajo la consigna de monarquía o república, obtuvieron mayoría en las principales ciudades con lo que dominaron las Cortes o el Parlamento. Poco después, el propio rey siguió el camino del exilio. Posteriormente se proclamó la Segunda República y se dio la constitución de 1931, convocada a elecciones fue elegido como presidente Niceto Alcalá Zamora. El nuevo sistema atravesó una etapa violenta, turnándose 13 gobiernos durante 5 años. El parlamento tuvo que renovarse por elecciones, durante tres oportunidades. Se alternaron socialistas y derechistas, del modo siguiente:
- En el primer momento se producen numerosas huelgas organizadas por los izquierdistas y por el levantamiento del general Sanjurjo. En este período se decretó la nacionalización de los bienes de la Iglesia.
- En un segundo momento, en las elecciones de 1933, triunfa la derecha y ante el anuncio de un gobierno integrado por caracterizados elementos de esta tendencia, los izquierdistas se levantan en armas en Barcelona, Madrid y Asturias, pero fueron vencidos.
Ante este clima de agitación interna nacen nuevos partidos que aspiran a una renovación nacional. Algunos jóvenes estudiantes y ex alumnos pequeños burgueses de Madrid y Valladolid, fundan en 1931, la JONS (Junta de Ofensiva Nacional Sindicalista), de orientación fascista, que atacaban no sólo la debilidad del gobierno, sino también la injusticia social y la opresión, y pretendía recuperar para España la antigua gloria de la época de los reyes católicos de los siglos XV y XVI. En su manifiesto partidario pedían: Respeto a la tradición católica, expansión imperialista, devolución de Gibraltar, Marruecos y Argelia, lucha contra las tendencias separatistas, abolición del sistema parlamentario, disolución de los partidos marxistas, reparto de las grandes propiedades, organización de patrones y empleados en sindicatos nacionales y combate a la violencia roja.
En 1933, al año siguiente de la toma del poder por Hitler, José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador, fundó otro partido, la Falange Española, conformada por la alta burguesía y la aristocracia madrileña y bajoandaluza, partidario de Alemania e Italia. Propiamente dicho es un movimiento antipartido; no simpatizaba ni con la derecha ni con la izquierda. Pensaba que en la derecha había la intención de conservar un orden económico injusto; en la izquierda había el deseo de derrocar el sistema económico.
Creían que los partidos deben desaparecer. Nadie ha nacido miembro de un partido político, luchaban por un Estado totalitario que distribuya sus frutos justamente a grandes y pequeños, no vacilaban en emplear la violencia para conseguir sus fines políticos.
Causas
Económicas: España era un país profundamente atrasado, con pocas industrias, un campesinado muy pobre, con problemas agrarios sin resolver. Gran parte de las tierras pertenecía a la Iglesia y a la nobleza, que no tenían el menor deseo de ceder partes de sus propiedades a los más necesitados. Estas injusticias generaban diferencias y conflictos.
Sociales: En la península existía un fuerte movimiento obrero y estaba agitado por numerosos y violentos conflictos entre la izquierda y la derecha, entre republicanos y monarquistas. Las izquierdas (socialistas, anarquistas, sindicalistas y comunistas) aparecían unidas formando un bloque, el Frente Popular, opuesto a las clases dirigentes, a la Iglesia y sus privilegios. La derecha estaba conformada básicamente por la JONS, que atacaba la decadencia de España y deseaba recuperar las antigua glorias de la época de los reyes católicos; y la Falange Española que aspiraba a distribuir sus frutos equitativamente a grandes y pequeños. La amenaza de violencia de la izquierda y la derecha era continua. Además se debe agregar la debilidad e inestabilidad de los distintos gobiernos.
Separatistas: Algunas regiones como Cataluña y el Vascongado abrigaban deseos autonomistas. Proyectaban en construirse en un Estado independiente, con leyes, organización, idioma y cultura propia. Ello se debió a la ineptitud de los gobiernos para buscar nuevos mercados a la industria catalana, en los primeros años del siglo, en sustitución de los períodos de 1898. Posteriormente se provoca el separatismo al no actuar con autoridad en el asunto de los militares y la prensa. Así apareció la "Solidaridad Catalana", que echó las bases de un movimiento autonomista.
En las elecciones de 1936, la izquierda agrupada en el Frente Popular, triunfó ampliamente y el parlamento eligió como presidente a Manuel Azaña Díaz, en reemplazo de Niceto Alcalá Zamora. El nuevo gobernante tuvo una actitud demoledora contra los estamentos establecidos: Iglesia, ejército, aristocracia y terratenientes. Sin embargo, lejos de recudir la violencia fue incapaz de controlarla. Ocurrieron entonces huelgas, desórdenes, enfrentamientos y batallas entre grupos armados de la izquierda y la derecha. Como resultado de este enfrentamiento, el teniente José Castillo fue fusilado por los derechistas, y en respuesta; los izquierdistas asesinaron a José Calvo Sotelo, líder de la oposición derechista. Esta fue la chispa que encendió la guerra civil española.
El 17 de julio de 1936, cuatro días después del asesinato de Calvo Sotelo, el general Francisco Franco, encabezó un levantamiento general en las Islas Canarias, para luego pasar a Marruecos español, siendo custodiado por otras guarniciones en la península.
El alzamiento militar fue considerado por sus protagonistas como un pronunciamiento del ejército, "unido a las demás fuerzas de la nación", para restablecer el orden público, el principio de autoridad y para defender la unidad de España.
Así se inició una cruenta guerra civil entre dos frentes; por un lado los izquierdistas apoyados por Rusia, Francia e Inglaterra y por otro lado los derechistas con el respaldo de Italia y Alemania.
Los militares golpistas de África atravesaron el estrecho de Gibraltar, en agosto de 1936 y sitiaron el Alcázar de Toledo. Poco después, el primero de octubre del mismo año, Franco es designado Jefe de Estado.
Desde los momentos iniciales los insurrectos encontraron dura resistencia en los izquierdistas; pero el auxilio de Alemania e Italia que acudieron con cerca de 100 mil soldados en favor de Franco, inclinaron la balanza en beneficio de los derechistas. En esa oportunidad la aviación nazi bombardió pueblos indefensos, como Guernica, inmortalizando más tarde en el famoso oleo pintado por Pablo Picasso.
Contra la intervención de los gobiernos fascistas lucharon voluntarios de todo el mundo, agrupados en las "Brigadas Internacionales" y "Legión Cóndor". Sin embargo fueron doblegados después de acciones heroicas en Brunete, donde sucumbieron 40 mil soldados de los ejércitos contendientes, Teruel, Río Ebro, Santuario de Santa María de la Cabeza y Barcelona.
Las sucesivas derrotas obligaron a dimitir al presidente Azaña Díaz, seguidamente cayo Madrid y sus bravos defensores. El 1 de abril de 1939, el general Francisco Franco anunció oficialmente el fin de la guerra, tras haber sido nombrado Jefe del Estado español y Generalísimo de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire. Se inicia así la dictadura franquista en España que habría de durar hasta la muerte de Franco 1975, en el que le sucedió el príncipe Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII.
Consecuencias de la guerra civil española
Muchas son las consecuencias de la guerra civil española que duró 986 días y dejó hondas raíces en la península, señalaremos las principales:
Consecuencias políticas
- Se frustró el intento de establecer el sistema socialista en España y se ahogó en sangre la Segunda República.
- Franco se convirtió en dictador, suprimiendo muchas libertades, marginando a políticos e intelectuales de la oposición y más tarde se declaró contrario a los países socialistas.
- El nuevo régimen encarceló a 200 mil españoles opositores, expatrió a muchos y condenó a muerte cerca de 10 mil hombres y sólo en Madrid las ejecuciones llegaban a 200 por día.
- La dictadura de tipo fascista ocasionó la exclusión de España de la ONU.
- La guerra civil española repercutió en todo el mundo, movilizando a brigadas de voluntarios dispuestos a combatir.
- La acción bélica española, tanto en la literatura y en el arte, produjo una llamarada de entusiasmo y de compromisos políticos de larga y profunda duración, incluso posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Consecuencias económicas-sociales
- La lucha entre los propios españoles no sólo cegó muchas vidas sino arruinó la economía del país
- Se gastó importantes sumas de dinero en la adquisición de alimentos y destruyó muchos pueblos.
- El aislamiento internacional impidió la pronta reconstrucción de la economía nacional.
- Recién a partir de 1960 los Estados Unidos apoya sus planes de desarrollo.