La arquitectura monumental inca fue grandiosa dando muestras de fortaleza y dominio. Las construcciones tuvieron un progreso notable, tanto en la perfección en sus técnicas como la armonización con la naturaleza. Con la consolidación del Tawantinsuyu las construcciones se edificaron según su finalidad; ejemplo de este tipo de arquitectura es Machupicchu, que significa cerro viejo (machu=viejo, picchu=cerro).
Machu Picchu se encuentra a 112 Km al noroeste del Cusco, a 2800 metros de altitud sobre el nivel del mar. Los restos arqueológicos se encuentran ubicados entre dos picos de ceja de selva: Huayna picchu (cerro joven) y Machupicchu (cerro viejo). El tipo de construcción es inspirada de Tiwanaku y los sistemas de canalización se encuentran en obras de la cultura Moche. Como es sabido los incas aprovecharon antiguos conocimientos de culturas andinas anteriores del Tawantinsuyu, transformándolos y adapatándolos a sus exigencias urbanísticas.
Muchos se preguntarán ¿cuál es la finalidad o por qué se construyó Machu Picchu?
Algunos arqueólogos sostienen que los incas construyeron este complejo en un lugar tan cálido y húmedo en ceja de selva, probablemente para dominar más facilmente a los pueblos belicosos que vivían en aquellas agrestes regiones, Machu Picchu sería una especie de fuerte estratégico y muy difícil de doblegar. Otra hipótesis menciona que Machu Picchu sería Vilcabamba, el último refugio de los sobrevivientes de la clase dominante, tras la destrucción del Tawantinsuyu. Otras investigaciones sugieren que la ciudad de Machu Picchu sería un gran Aclla huasi (casa de las escogidas) para evitar que las mujeres sean esclavizadas o muertas en manos del enemigo, llegaron a esta conclusión porque se hallaron una gran cantidad restos óseos femeninos que masculinos. Otros sin embargo creen que Machu Picchu fue un refugio secreto para esconder a Manco Inca.
Los estudios más recientes sostienen que se trata de un lugar de descanso del Inca Pachacuti, también está relacionado con la observación de los astros debido a que en Machu Picchu se encuentra el gran Intihuatana, los altares y edificios que aparetan haberse practicado ritos y ceremonias.
Machu Picchu fue mandada a ser construida por el Inca Pachacútec (Pachacuti) quien gobernó entre los años 1438 y 1471. El gran Inca que hizo del Cusco en un gran Imperio y mandó a edificar Machu Picchu. Fue él quien proyectó toda la edificación que debía realizarse en el valle del Tambo (Tampu), que se lo había adjudicado, pasando a ser parte de su imperio. El Inca recorrió la región hasta la selva grande. Pudo conocerla en toda su grandeza y valorar su incorporación de una comarca económicamente productora de variados y apreciados frutos. En su planificación arquitectónica comienza a reconstruir Ollantaytambo, destruido poco antes en la guerra contra los sinchis rebeldes y comprendiendo que es la llave de la región, levanta verdaderas fortificaciones que van a cerrar el paso a cualquier invasor que avance desde el valle alto. Para lograr la realización de Ollantaytambo y Machu Picchu, debió movilizar a los más diestros arquitectos y especialistas en el tallado de piedras.
El gran Inca trazaba el plano-modelo de las ciudades, la maqueta de los edificios y su armónica distribución. En todo centro importante debían erigirse, en forma obligatoria, el templo y el observatorio solar (Intiwatana), la casa de las escogidas (aqllawasi), el palacio y la residencia del jefe, los alojamientos de funcionarios militares, religiosos y civiles. También estaban en su mente la creación de mausoleos, canales de agua y desagüe, las escalinatas, depósitos, templos adoratorios. Sus ideas urbanísticas alcanzaban a trazar las plazas, calles, miradores y caminos. La prolongada existencia del Inca Pachacuti, su reinado de más de sesenta años, han debido permitirle contemplar realizada toda su obra arquitectónica.
Los incas empleaban simultáneamente en sus conjuntos arquitectónicos, tres técnicas distintas según el material de que se hacía uso: Para las terrazas, cimientos y muros de contención, piedra caliza, cortada en bloques poligonales (también granito o pórfido, según las disponibilidades); para la mampostería rectangular, la andesita para el estilo pirca, diversas clases de bloques no labrados y con rellenos arcillosos. En cuanto el aparejo, una clase de muros de piedras grandes de forma y tamaño irregulares; otras de paredes formadas de bloques de piedra relativamente uniformes, colocados en hileras regulares; finalmente, otra clase de muros integrados por piedras disparejas, con mezcla y sin tallar o ligeramente talladas. Lejos de ser sucesivos estos subestilos eran coexistentes. En Machu Picchu existen los tres subestilos, eso no quiere decir que las obras arquitectónicas correspondientes pertenezcan a distintas épocas.
Mucho se se habló sobre ¿Cómo se construyó Machu Picchu? pues bien las investigaciones arqueológicas e históricas que los constructores tuvieron que adaptarse a la topografía abrupta del lugar, con laderas casi a plomo y profundas gargantas, algo habitual en la mayor parte de los asentamientos incaicos de la cordillera, hechos sobre terrazas y en forma escalonada. En la ciudad de Machu Picchu hubo que deforestar y construir un conjunto de andenes, con sus canales de riego para cultivar principalmente maíz y coca, además de otros frutales y tubérculos. Los andenes superiores, sobre muros de dos a cuatro metros de altura, alcanzan a veces los 20 metros de largo. El material de construcción por excelencia de los incas era la piedra. La diorita, pórfido y el granito fueron las más usadas.
Machu Picchu destaca por la alta calidad del trabajo de cantería, el modo de tallar las piedras, en algunos casos ciclópeas y el ajuste perfecto en los muros, tanto en la superficie como lateralmente fue impresionante. Los arquitectos y mamposteros debían ser profesionales a cuenta del Estado. La mano de obra por mita o turno de trabajo se componía de miles de picapedreros que iban machacando unas piedras con otras más duras. Para transportar los grandes bloques desde la cantera a la zona de trabajo, había que tirar de las cuerdas hechas de fibra con la que éstos estaban sujetos, a lo largo de unos 30 km aproximadamente. Se arrastraban estos grandes bloques cubriendo el camino con todo tipo de material que podía deslizarse, luego se utilizaban rampas de piedra para subirlos. Las piedras pequeñas podían ser cargadas a lomo de llama y espaldas de los hombres. La rueda no tuvo uso práctico en América, su uso probablemente se haya visto limitado debido a la poca utilidad brindaría en un territorio montañoso e irregular; sin fuertes animales de tiro.
En cuanto a las técnicas de construcción, se conocía tanto la plomada como otros instrumentos para nivelar, medir ángulos y distancias. Las herramientas básicas eran el martillo de cobre y el hacha de piedra. Una vez en la obra, se tallaban y se perfilaban los bloques. Mediante una operación de desgaste, quizás poniendo arena en los intersticios, intentaban adaptar un bloque con otro hasta que las respectivas superficies quedaran perfectamente ajustadas.
Con respecto a si Machu Picchu fue un santuario, hay documentos que acreditan la estrecha relación de Pachacuti con las tierras donde se levanta Machu Picchu, fue el lugar de descanso durante su reinado y más adelante fue un espacio sagrado donde se veneró su momia.
A la sombra del lejano nevado del Salcantay, considerado como apu o espíritu mayor y del cercano Wayna Picchu, entre otras cumbres sagradas, las alturas de Machu Picchu transmitían las vibraciones únicas del culto incaico a los muertos y en especial, al fundador del Tawantinsuyu, Pachacuti.
La momia de Pachacuti se hallaba en un pueblo llamado Patallacta que el mismo soberano había mandado a construir. Si bien en aquella zona abundan los patallacta, una palabra quechua (runa simi) que significa "pueblo en lo alto", básicamente nos referimos a Machu Picchu.
Machu Picchu, el patallacta de Pachacuti, parece haber sido su lugar de descanso antes de convertirse en su mausoleo. La momia del Inca solía ser llevado en andas a la ciudad del Cusco con motivos ceremoniales en determinadas fiestas. Una vez colocada en el Coricancha (Templo del Sol) junto a las momias de los demás soberanos, participaba activamente en el ritual del culto a los incas muertos, instaurado por el mismo Pachacuti. Allí se montaba una ceremonia de vivos y muertos, como si no hubiera diferencia alguna, entre cánticos, relatos de hazañas bélicas y obras públicas, comidas, bebidas e incluso cambios de vestiduras. De vuelta al santuario de Machu Picchu, la momia era restituida a la tumba real (mausoleo real), ubicada debajo del Torreón, dispuesto sobre una enorme roca y con dos ventanas trapezoidales que hacían de observatorio solar.
Del 21 al 24 de junio, en el solsticio de invierno, los rayos del Sol entraban por las ventanas de este templo. Era el anuncio del nuevo ciclo agrícola. En este espacio singular, conocido también como el Templo del Sol, se hallaba a su vez la casa de la Ñusta, quizásun Aqllawasi (residencia de las vírgenes escogidas).
En Machu Picchu el Inca Pachacuti, debía de andar en compañía de la gente más próxima: La coya (esposa principal), la panaca (familia o ayllu real), los amautas (sabios) y demás servidores.
¿Qué causó el declive de Machu Picchu? La toma de Cusco por los españoles en noviembre de 1533 sentenció la decadencia de la ciudad de Machu Picchu.
Se cree que los pocos habitantes que quedaban en Machu Picchu hacia 1540 se ausentaron rápidamente para huir del riesgo de toparse con los españoles. Las tropas españolas habían empezado a penetrar en la zona de Vilcabamba (próxima a Machu Picchu), donde se refugiaron la resistencia incaica.
La mayoría de la población campesina que vivía en Machu Picchu eran mitmaqs, quienes eran colonos de diferentes naciones conquistadas por los incas llevados a la fuerza hasta ese lugar. Ellos aprovecharon la crisis que sufría el Tawantinsuyu para huir y retornar a su tierra de origen.
La resistencia inca contra los españoles liderada por Manco Inca en 1536, convocó a los nobles de las regiones cercanas a integrar su corte en el exilio de Vilcabamba y es muy probable que los principales nobles de Picchu hayan abandonado la ciudad.
A pesar de estas circunstancias existieron personas que aún vivían en los alrededores de Machu Picchu y se dedicaban a la agricultura, incluso crónicas españolas mencionan a Machu Picchu a pesar de que los ibéricos nunca pisaron la ciudad sagrada, aunque no se descarta que evangelizadores españoles se hayan cruzado con estas monumentales obras cuando realizaban la extirpación de idolatrías las cuales incendiaban todo aquello que consideraban adoraciones paganas de los incas. Hoy en día se puede apreciar signos de haber sido quemado el Torreón del Templo del Sol de Machu Picchu.
El 24 de julio de 1911 el explorador Hiram Bingham, al frente de una expedición financiada en los Estados Unidos, reveló al mundo científico la existencia de Machu Picchu. Aunque es también cierto que existieron personas inescrupulosas que estuvieron muchos años antes que el explorador norteamericano que saqueron la ciudad de Pachacuti.Y otros científicos que estuvieron a punto de descubrirlo antes que Bingham.
El objetivo del estadounidense fue hallar el último reducto de la resistencia inca, la famosa Vilcabamba. Gracias a la facilidades recibidas por el gobierno de Augusto B. Leguía, pudo realizar sus estudios sin ningún problema. El hallazgo fue casual, tanto así que pensó que sería Vilcabamba pero luego desechó esa posibilidad, luego creyó que fue el legendario TampuToqo. Hiram Bingham de regreso a su país la dio a conocer y sus investigaciones se difundieron por todo el mundo. Después de dos años con un mayor apoyo financiero realizó su segunda expedición científica, cuyo equipo científico fue de mayor renombre, ellos fueron: K.C. Heald, ingeniero; George Eaton, osteólogo; Herbert E. Gregory, geólogo; Ellwood Charles Erdis, arqueólogo; Albert H. Bumstead, geógrafo; Isahia Bowman, el célebre geógrafo, autor de Andes del Sur; H.W. Foot y O.F. Cook, botánicos; Philip Ainsworth Means, historiador; H.L. Tucker, ingeniero-arqueólogo; Kay Hendrickson, topógrafo; Luther Nelson y W.G. Irving, médico-cirujanos; Robert Stephenson, Paul Osgood Hardy, Joseph Little Prescott y P. Lanius, auxiliares; Paul Bestor y P.B. Lanius, secretarios.
Acompañaba a la expedición el ingeniero cusqueño Carlos A. Duque; además: David Ford, Edmund Heller, E.L. Anderson, Clarence F. Maynard, J.J. Haasbrouck, G. Bruce Gilbert y G.H. Morkill, quienes solo estuvieron en la última fase de la expedición.
En esta segunda expedición lograron extraer cerámica, objetos de plata y cobre que actualmente se conservan en su mayoría en el museo Peabody de la universidad de Yale; hace dos años retornaron al Perú algunos restos arqueológicos pero no se compara en cantidad y calidad a los que todavía están en EE.UU.
Encontraron restos óseos sepultados en Machu Picchu, un total de 135 personas, de las cuales 109 eran mujeres, cuatro bastante jóvenes y 22 hombres, entre ellos cinco niños. El doctor Eaton ofrece algunos detalles sobre este material, como los siguientes: Un esqueleto que correspondía a una mujer de 35 años; presentaba una necrosis del maxilar izquierdo, asociada con un absceso alveolar, así como una periostitis del fémur, también izquierdo; un esqueleto de una mujer "delicadamente formada"; una tercera mujer como de 30 años, de atractiva apariencia, dada la delicadeza y simetría de los contornos de los tejidos craneanos y faciales. Considera el osteólogo que entre los 109 esqueletos femeninos podían identificarse tipos de las tres regiones geográficas (Costa, Andes, Amazonía). En cuanto a la asociación de los restos humanos con los objetos constitutivos de su ajuar funerario, afirma Eaton que halló cadáveres de hombres que tenían cerca, en el sepulcro, herramientas de constructor, como son martillos de piedra, barras de bronce, pulidores y cuchillos pétreos; en cambio, junto a los cuerpos femeninos se encontraban ornamentos poco durables, pequeños jarros de arcilla, cuyes y perros. Los tejidos debieron desaparecer por acción de la humedad.
La mayor cosecha arqueológica fue en piezas y fragmentos de alfarería. Mr. Erdis recogió 555 vasijas, de las cuales 58 fueron extraídas cerca de la portada de la ciudad, 53 en la terraza más alta, 28 en la terraza media, 108 en la parte norte de la escalinata principal y 95 a lo largo de ésta y de las fuentes. El resto, entre otros lugares. En cuanto a los fragmentos, el mayor número fue desenterrado en la terraza a la cual dan "las tres ventanas" del templo conocido con ese nombre. Bingham, al estudiar este material cerámico, lo clasificó en 17 tipos diferentes. Todos de conocidas formas del estilo inca.
No se encontró ningún objeto de oro. solo una pequeña porción de estaño. Fueron halladas alrededor de 200 piezas de bronce y unas pocas de plata. Una colección de objetos de bronce incluía cuchillos, hachas, cinceles, barras, estiletes, espejos, pinzas, anillos, ganchos, agujas, brazaletes, discos, pendientes, campanillas y otros adornos de plata.
Entre los numerosos objetos de piedra se podían contar 39 piezas de obsidiana, todas halladas cerca de la portada de la ciudad y no en ningún otro lugar. Su peso varía entre uno y seis gramos. En cambio, cinco cuchillos del mismo material fueron extraídos de un sitio lejano: Alrededor de la Plaza Sagrada y de la Roca de la Serpiente.
Se encontraron gran número de martillos de piedra sin mango; eran seguramente herramientas de los constructores de la ciudad. Son de diorita y otras calidades muy duras, como la hematita o jiwayu, que equivalía al acero. Se hallaron restos de animales como: Perro, cuy, llama, ciervo, liebre.
En su tercera expedición no le fue muy bien, no solo porque no halló descubrimientos relevantes sino que tuvo trabas con el nuevo gobierno peruano, tanto así que regresó a su país y no volvería a retornar a Machu Picchu. Fue en 1948 que fue invitado para una inauguración para la carretera que lleva su nombre en el Cusco.
Se denomina Machu Picchu porque Melchor Arteaga le dijo a Hiram Bingham que había ruinas en el cerro de Machu Picchu. Arteaga fue el arrendatario cercano a la ciudad sagrada, y fue él quien informó a Bingham de la existencia del sitio. Bingham no encontró otro nombre para estas ruinas y divulgó el de Machu Picchu en sus publicaciones.
Machu Picchu es, propiamente, el nombre del cerro donde se encuentran las ruinas. Arteaga sabía que había otras ruinas en el cerro Wayna Picchu y quiso distinguir las unas de las otras. En la zona del Cusco es común distinguir entre dos cerros vinculados uno al otro, denominado el más grande Machu "viejo" y el más pequeño Wayna "joven". El nombre común de los dos cerros o la mole que los dos constituyen, es Picchu.
Un documento del siglo XVI da una referencia clave en la ubicación de Picchu, es la relación que escribió Diego Rodríguez de Figueroa de su embajada a Titu Cusi en 1565. Rodríguez entró en la tierra del Inca cruzando el puente de Chuquichaca, cerca del actual pueblo de Chaullay. Figueroa dice: "Esta noche dormí al pie de un cerro nevado en Condomarca donde había un puente antiguo que pasaba el río Vitcos para ir a Tambo y a Sapamarca y a Picho, que es tierra de paz". Picho, entonces, fue ubicado en o cerca del camino que iba de Condomarca a Tambo (el actual Ollantaytambo).
Dos investigadores han publicado un documento que nos informa que ese territorio fue conquistado por Inga Yupanqui, osea Pachacuti, quien se adjudicó la mayor parte de los terrenos referidos. Este monarca tuvo una serie de propiedades fuera del Cusco, principalmente en el valle del Urubamba. Las tres propiedades mejor conocidas fueron Pisaq, Ollantaytambo y Machu Picchu. Cada uno de estos sitios corresponde a una hazaña del principio de su reinado, como si hubiera querido hacer de ellos sendos memoriales de estos episodios de su vida.
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Se cree que los pocos habitantes que quedaban en Machu Picchu hacia 1540 se ausentaron rápidamente para huir del riesgo de toparse con los españoles. Las tropas españolas habían empezado a penetrar en la zona de Vilcabamba (próxima a Machu Picchu), donde se refugiaron la resistencia incaica.
La mayoría de la población campesina que vivía en Machu Picchu eran mitmaqs, quienes eran colonos de diferentes naciones conquistadas por los incas llevados a la fuerza hasta ese lugar. Ellos aprovecharon la crisis que sufría el Tawantinsuyu para huir y retornar a su tierra de origen.
La resistencia inca contra los españoles liderada por Manco Inca en 1536, convocó a los nobles de las regiones cercanas a integrar su corte en el exilio de Vilcabamba y es muy probable que los principales nobles de Picchu hayan abandonado la ciudad.
A pesar de estas circunstancias existieron personas que aún vivían en los alrededores de Machu Picchu y se dedicaban a la agricultura, incluso crónicas españolas mencionan a Machu Picchu a pesar de que los ibéricos nunca pisaron la ciudad sagrada, aunque no se descarta que evangelizadores españoles se hayan cruzado con estas monumentales obras cuando realizaban la extirpación de idolatrías las cuales incendiaban todo aquello que consideraban adoraciones paganas de los incas. Hoy en día se puede apreciar signos de haber sido quemado el Torreón del Templo del Sol de Machu Picchu.
El 24 de julio de 1911 el explorador Hiram Bingham, al frente de una expedición financiada en los Estados Unidos, reveló al mundo científico la existencia de Machu Picchu. Aunque es también cierto que existieron personas inescrupulosas que estuvieron muchos años antes que el explorador norteamericano que saqueron la ciudad de Pachacuti.Y otros científicos que estuvieron a punto de descubrirlo antes que Bingham.
El objetivo del estadounidense fue hallar el último reducto de la resistencia inca, la famosa Vilcabamba. Gracias a la facilidades recibidas por el gobierno de Augusto B. Leguía, pudo realizar sus estudios sin ningún problema. El hallazgo fue casual, tanto así que pensó que sería Vilcabamba pero luego desechó esa posibilidad, luego creyó que fue el legendario TampuToqo. Hiram Bingham de regreso a su país la dio a conocer y sus investigaciones se difundieron por todo el mundo. Después de dos años con un mayor apoyo financiero realizó su segunda expedición científica, cuyo equipo científico fue de mayor renombre, ellos fueron: K.C. Heald, ingeniero; George Eaton, osteólogo; Herbert E. Gregory, geólogo; Ellwood Charles Erdis, arqueólogo; Albert H. Bumstead, geógrafo; Isahia Bowman, el célebre geógrafo, autor de Andes del Sur; H.W. Foot y O.F. Cook, botánicos; Philip Ainsworth Means, historiador; H.L. Tucker, ingeniero-arqueólogo; Kay Hendrickson, topógrafo; Luther Nelson y W.G. Irving, médico-cirujanos; Robert Stephenson, Paul Osgood Hardy, Joseph Little Prescott y P. Lanius, auxiliares; Paul Bestor y P.B. Lanius, secretarios.
Acompañaba a la expedición el ingeniero cusqueño Carlos A. Duque; además: David Ford, Edmund Heller, E.L. Anderson, Clarence F. Maynard, J.J. Haasbrouck, G. Bruce Gilbert y G.H. Morkill, quienes solo estuvieron en la última fase de la expedición.
En esta segunda expedición lograron extraer cerámica, objetos de plata y cobre que actualmente se conservan en su mayoría en el museo Peabody de la universidad de Yale; hace dos años retornaron al Perú algunos restos arqueológicos pero no se compara en cantidad y calidad a los que todavía están en EE.UU.
Encontraron restos óseos sepultados en Machu Picchu, un total de 135 personas, de las cuales 109 eran mujeres, cuatro bastante jóvenes y 22 hombres, entre ellos cinco niños. El doctor Eaton ofrece algunos detalles sobre este material, como los siguientes: Un esqueleto que correspondía a una mujer de 35 años; presentaba una necrosis del maxilar izquierdo, asociada con un absceso alveolar, así como una periostitis del fémur, también izquierdo; un esqueleto de una mujer "delicadamente formada"; una tercera mujer como de 30 años, de atractiva apariencia, dada la delicadeza y simetría de los contornos de los tejidos craneanos y faciales. Considera el osteólogo que entre los 109 esqueletos femeninos podían identificarse tipos de las tres regiones geográficas (Costa, Andes, Amazonía). En cuanto a la asociación de los restos humanos con los objetos constitutivos de su ajuar funerario, afirma Eaton que halló cadáveres de hombres que tenían cerca, en el sepulcro, herramientas de constructor, como son martillos de piedra, barras de bronce, pulidores y cuchillos pétreos; en cambio, junto a los cuerpos femeninos se encontraban ornamentos poco durables, pequeños jarros de arcilla, cuyes y perros. Los tejidos debieron desaparecer por acción de la humedad.
La mayor cosecha arqueológica fue en piezas y fragmentos de alfarería. Mr. Erdis recogió 555 vasijas, de las cuales 58 fueron extraídas cerca de la portada de la ciudad, 53 en la terraza más alta, 28 en la terraza media, 108 en la parte norte de la escalinata principal y 95 a lo largo de ésta y de las fuentes. El resto, entre otros lugares. En cuanto a los fragmentos, el mayor número fue desenterrado en la terraza a la cual dan "las tres ventanas" del templo conocido con ese nombre. Bingham, al estudiar este material cerámico, lo clasificó en 17 tipos diferentes. Todos de conocidas formas del estilo inca.
No se encontró ningún objeto de oro. solo una pequeña porción de estaño. Fueron halladas alrededor de 200 piezas de bronce y unas pocas de plata. Una colección de objetos de bronce incluía cuchillos, hachas, cinceles, barras, estiletes, espejos, pinzas, anillos, ganchos, agujas, brazaletes, discos, pendientes, campanillas y otros adornos de plata.
Entre los numerosos objetos de piedra se podían contar 39 piezas de obsidiana, todas halladas cerca de la portada de la ciudad y no en ningún otro lugar. Su peso varía entre uno y seis gramos. En cambio, cinco cuchillos del mismo material fueron extraídos de un sitio lejano: Alrededor de la Plaza Sagrada y de la Roca de la Serpiente.
Se encontraron gran número de martillos de piedra sin mango; eran seguramente herramientas de los constructores de la ciudad. Son de diorita y otras calidades muy duras, como la hematita o jiwayu, que equivalía al acero. Se hallaron restos de animales como: Perro, cuy, llama, ciervo, liebre.
En su tercera expedición no le fue muy bien, no solo porque no halló descubrimientos relevantes sino que tuvo trabas con el nuevo gobierno peruano, tanto así que regresó a su país y no volvería a retornar a Machu Picchu. Fue en 1948 que fue invitado para una inauguración para la carretera que lleva su nombre en el Cusco.
Se denomina Machu Picchu porque Melchor Arteaga le dijo a Hiram Bingham que había ruinas en el cerro de Machu Picchu. Arteaga fue el arrendatario cercano a la ciudad sagrada, y fue él quien informó a Bingham de la existencia del sitio. Bingham no encontró otro nombre para estas ruinas y divulgó el de Machu Picchu en sus publicaciones.
Machu Picchu es, propiamente, el nombre del cerro donde se encuentran las ruinas. Arteaga sabía que había otras ruinas en el cerro Wayna Picchu y quiso distinguir las unas de las otras. En la zona del Cusco es común distinguir entre dos cerros vinculados uno al otro, denominado el más grande Machu "viejo" y el más pequeño Wayna "joven". El nombre común de los dos cerros o la mole que los dos constituyen, es Picchu.
Un documento del siglo XVI da una referencia clave en la ubicación de Picchu, es la relación que escribió Diego Rodríguez de Figueroa de su embajada a Titu Cusi en 1565. Rodríguez entró en la tierra del Inca cruzando el puente de Chuquichaca, cerca del actual pueblo de Chaullay. Figueroa dice: "Esta noche dormí al pie de un cerro nevado en Condomarca donde había un puente antiguo que pasaba el río Vitcos para ir a Tambo y a Sapamarca y a Picho, que es tierra de paz". Picho, entonces, fue ubicado en o cerca del camino que iba de Condomarca a Tambo (el actual Ollantaytambo).
Dos investigadores han publicado un documento que nos informa que ese territorio fue conquistado por Inga Yupanqui, osea Pachacuti, quien se adjudicó la mayor parte de los terrenos referidos. Este monarca tuvo una serie de propiedades fuera del Cusco, principalmente en el valle del Urubamba. Las tres propiedades mejor conocidas fueron Pisaq, Ollantaytambo y Machu Picchu. Cada uno de estos sitios corresponde a una hazaña del principio de su reinado, como si hubiera querido hacer de ellos sendos memoriales de estos episodios de su vida.
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