Tras el colapso del Tawantinsuyu, se produce un último intento del Estado Inca para reconstruir su poder, por desgracia las alianzas que establecieron los españoles con las etnias enemigas de los incas hicieron imposible la expulsión de los europeos. A esto tenemos que añadir que existía una división por intereses particulares entre las panacas de Hurin y Hanan, favoreciendo aún más el expansionismo español en los Andes.
La lucha por la resistencia fue una acción heroica por personas que han sido por mucho tiempo ignorados por la historia y que en esta oportunidad hablaremos de ellos, sobre su gesta, sacrificio por la libertad y autonomía en el mundo andino.
Tras la invasión española se producirá una sangrienta resistencia andina desde 1532 hasta 1572 en su primera fase, llamada resistencia militar.
Este proceso de resistencia se inició intensamente luego de la ejecución de Atawallpa (Atahualpa), en 1533 y que fue liderada inicialmente por las panacas que respaldaban a Atawallpa, enfrentándose a los invasores, a las panacas que estaban con Waskar (Huáscar) y las etnias enemigas de los incas. Ya en 1536 se inicia la resistencia de Manco Inca que es de la panaca de Waskar y que fue respaldado por algunas de las panacas tanto Hurin como Hanan y que finaliza con la ejecución de Thupa Amaro (Túpac Amaru I) en 1572.
Resistencia militar
En los momentos iniciales de la invasión cundió, entre lo pobladores andinos, el desconcierto, la curiosidad, la superstición y la crueldad, además de las promesas que Pizarro y sus huestes propalaban a lo largo de toda su marcha por los Andes.
Los españoles reconocían privilegios a los curacas aliados para utilizar sus tropas y recursos, prometieron libertad y autonomía a las etnias sometidas por el Tawantinsuyu y luego restablecer el orden, en nombre divino.
Al ser ejecutado Atawallpa en Cajamarca, Pizarro no dudó en nombrar incas para su propia conveniencia y estrategia política. Nombraron al joven hermano de Waskar, Thupa Wallpa (Túpac Huallpa) más conocido como Toparpa, para reconocer los Andes desde Cajamarca hasta el Cusco, capital del Tawantinsuyu, en ese lugar se encontraba el templo del Coricancha (recinto de oro), cuya descripción había avivado la codicia de los españoles.
La marcha hacia la capital del Imperio (Cusco)
El 11 de agosto de 1533, los españoles partieron al Cusco con el apoyo de cientos de nativos nicaragüenses, tallanes y esclavos negros. Por otra parte los atahualpistas seguían de cerca las acciones de Pizarro y sus aliados. En las cercanías de Huánuco Viejo, el ejército de Atawallpa atacó a la vanguardia española. Al frente de los guerreros incaicos estaba Yurac Wallpa, capitán atahualpista, quien volvió a hostilizar a los españoles en Vilcaconga y en Vilcashuamán (Ayacucho).
En Jaquijahuana, los españoles perdieron a su inca títere, Thupa Wallpa, siendo envenenado, ante las crecientes exigencias españolas y poniéndose en contra de Pizarro; esta situación fue aprovechado por los españoles asesinando al general atahualpista Calcuchimac, a quien tenían apresado, culpándolo del crimen.
En noviembre de 1533, Manco Inca se presentó ante Pizarro en
Sacsawara (Cusco). Los españoles vieron a Manco como su nuevo títere y que los
llevaría a la capital imperial, con astucia lo convencieron que podía
confiar en ellos quemando vivo al general atahualpista Quisquis.
El 15 de noviembre de ese mismo año, los
españoles ingresaron a la capital del Tawantinsuyu, por el cerro Carmenca. Lo
primero que hicieron fue saquear el templo del Coricancha
y flagelar a la mujeres.
En 1535, Pizarro y sus huestes se retiraron a la
costa, donde fundaron Lima como capital, dejaron el Cusco a manos de los
hermanos Pizarro, éstos saquearon la panaca de Manco, también tomaron a la
fuerza a su esposa, la coya Mama Cora.
Para controlar a la población los españoles
fundaron ciudades que cumplieron un doble papel; de tipo
administrativo y militar.
La primera de esas ciudades fue Piura en 1532, luego le siguió Cusco (1534), posteriormente se fundó Jauja en 1534 como capital de la gobernación de Francisco Pizarro; pero por problemas de carácter económico, político y militar dejó de serlo; fue el valle del Rímac, la ciudad de Lima, se fundó como la nueva capital, el 18 de enero de 1535; después de una sangrienta guerra contra los guerreros del curaca Tahulichusco, quien por su edad avanzada no gobernaba; fue Guachimano el encargado de gobernar el curacazgo de Lima. Posteriormente se fundó las ciudades de Trujillo (1535), Chachapoyas (1538), Huamanga (1539) y Arequipa (1540).
La ciudad de Huamanga, llamada San Juan de la
Frontera servía para contener la ofensiva de los incas de Vilcabamba, asegurar
la comunicación Lima-Cusco. Con respecto a la la ciudad de Lima, Pizarro
decidió que fuese ahí por tener acceso a una salida al mar, compensar la
influencia de Almagro que pensaba fundar su capital en Chincha, contar con un
punto intermedio entre Trujillo y Cusco.
La rebelión de Manco Inca
En mayo de 1536 se inició el levantamiento de
Manco Inca ante los abusos de los hermanos Pizarro, para ello convenció a
Hernando Pizarro que lo deje viajar al valle de Yucay para traer una estatua de
oro, Hernando le da permiso, pero le trajo un poderoso ejército para
enfrentarse a los españoles. Los guerreros de Manco cercaron la ciudad por
cinco días, ante esta situación inesperada los españoles utilizaron miles de
nativos aliados: Huancas, aymaras, etc. logrando contraatacar y tomar la
fortaleza defendida por el capitán inca Titu cusi wallpa, más conocido como
Cahuide.
A esto sumamos la participación oportuna de Diego
de Almagro y su ejército que hicieron posible recapturar el Cusco, incluyendo
la fortaleza de Sacsaywaman, en esta batalla murió Juan Pizarro, y en venganza
Hernando Pizarro, mandó a ejecutar cerca de dos mil prisioneros, pero aún así
la rebelión no se detuvo.
Entre tanto, el general Kisu Yupanqui por ordenes
del Inca (Manco inca) una estrategia, con rápidos ataques, que permitió
derrotar sucesivamente a los españoles Gonzalo de Tapia, Diego Pizarro, Juan Mogrovejo,
Alonso de Gaete y Francisco Godoy (este último dejó abandonada la ciudad de
Jauja y escapó hasta llegar a Lima).
En agosto de 1536, el general Kisu Yupanqui, con 20 mil hombres,
acampó cerca al cerro San Cristóbal, llegando a cercar Lima en espera de la
llegada de los huancas que habían prometido su apoyo; sin embargo los
traicionaron. El general Inca ingresó solo con su ejército, desde el cerro San
Cristóbal hasta la Plaza Mayor, donde se produjo el enfrentamiento. El general
inca fue degollado, luego de su derrota. Es irónico que el lugar donde fue
abatido Kisu Yupanqui y su ejército se encontraba hasta hace unos años el
monumento de Francisco Pizarro. La cruz que se encuentra en el cerro San
Cristóbal es el símbolo del triunfo español contra la resistencia andina
En 1537 llegó el mariscal Alvarado con refuerzos,
además de la presencia de Almagro con un contingente de mitimaes chachapoyanos
y cañaris, lo cual obligó a Manco Inca retirarse a Ollantaytambo y
posteriormente a Vilcabamba, lugar donde continuó la resistencia por más de
tres décadas.
La resistencia de Vilcabamba
Manco Inca se trasladó en la región ceja de selva
del Cusco, en una zona escabrosa y tupida vegetación con los
remanentes de su ejército, en espera de condiciones propicias para el
contraataque.
Lamentablemente fue timado por los españoles,
recibió a los almagristas, derrotado en el conflicto interno con los
pizarristas en la batalla de las Salinas, devolvieron dicha gratitud asesinando
al inca (Manco Inca).
Tras la muerte del inca rebelde, sus hijos Sayri
Thupa, Titu Kusi Yupanqui y Thupa Amaro I asumieron la dirección de la
resistencia desde Vilcabamba.
En 1557, Sayri Thupa recibió una propuesta de los
españoles, a través de Juan de Sierra, quien convenció al Inca para que lo
acompañe a Lima, para hacer un pacto con el virrey Hurtado de Mendoza, marqués de
Cañete. Sayri Thupa reconoció como soberano a Felipe II, a cambio de prebendas
y dominios feudales en Yucay, pero nunca disfrutó de ello, pues murió en 1560.
Titu Kusi Yupanqui, poco después reinició la
resistencia militar con ataques a los encomenderos de las riveras de los ríos
Urubamba y Apurímac; pero en 1565, el oidor Juan de Matienzo sorprendió con un
ardid a Titu Kusi; consistió en una oferta de paz suscrita, en 1566 en el
pueblo de Acobamba, se reconocía como legítimo Inca de Vilcabamba a Titu Kusi
Yupanqui, a cambio de recibir a unos frailes, espías y misioneros. Este acuerdo
tenía como único propósito localizar exactamente el refugio del Inca y de ser
posible eliminarlo.
En 1571, Titu Kusi Yupanqui murió, aparentemente
siendo envenenado por los frailes españoles, siendo ajusticiados por la gente
de Titu Kusi. El fraile Diego Ortiz fue martirizado con crueles tormentos luego
fue degollado con el resto de los frailes.
Su hermano (Thupa Amaro) consciente de lo
sucedido, rompe la paz de Acobamba y se reinicia la resistencia militar. Es así
que el virrey Francisco de Toledo decidió terminar con la rebelión de una vez
por todas, encomendó en mayo de 1572, a los generales Martín de Hurtado y Luis
de Toledo, aplastar al Inca y su corte. Después de las batallas de Cuyaochaca y
Wayna Pucará, en la que resultaron victoriosos el ejército español, tomaron
Vilcabamba, que previamente fue incendiada y abandonada por ordenes del mismo
Inca, quien trató de refugiarse en la selva, pero fue traicionado y entregado
por el curaca Manarie a los españoles, quienes lo decapitaron en la plaza del
Cusco en 1572, en presencia del virrey Toledo; lo sucedió Juana Pillco Huaco,
quien tuvo como descendiente a José Gabriel Condorcanqui, quien en el siglo
XVIII, asumió la conducción de la resistencia andina a gran escala con el
nombre de Thupa Amaro (Túpac Amaru) II.
La resistencia ideológica
La invasión española al Tawantinsuyu dio paso a la imposición religiosa, para perpetuar la dominación mediante mecanismos ideológicos, proponiéndose destruir la cosmovisión andina para subordinarlos a la religión católica.
La penetración ideológica se juntaron tres fenómenos:
a) Dominio cultural: Fue el proceso ideológico para destruir la cosmovisión andina, el sistema de creencias, ritos, formas de organización y tradiciones culturales. La estrategia consistía en transplantar e imponer la cultura y religión de los invasores (transculturación) y así contar con los mecanismos de control ideológico sobre las masas del pueblo andino.
Se inició la extirpación de idolatrías, los sacerdotes visitaban con apoyo militar a los pueblos para quemar todo símbolo cultural andino, principalmente las huacas (lugares sagrados) e ídolos.
los extirpadores de idolatrías eran los curas Ávila, Bernardo de Noboa, Cristóbal de Albornoz y otros que se empecinaron en la destrucción de las creencias como el culto a las huacas; afirmaban que estaban consagradas al diablo y que no existía conciliación entre el dios de los españoles y los demonios andinos de las huacas, su lema era " Estáis con dios o con el diablo".
b) La asimilación cultural: Es un nuevo sistema de creencias que surge a partir del contacto de dos sistemas culturales diferentes con predominio español, es decir la cultura andina recibe una influencia externa, modificándolo y sometiéndola a sus parámetros culturales y que hoy se ven hasta nuestros días. Por ejemplo los ritos ancestrales del rutuchikuy y el huarachikuy, como símbolo de transición e iniciación para niños y adolescentes, respectivamente, se fusionaron con el bautismo y la confirmación; también las fiestas patronales quedaron superpuestas con las celebraciones de la cosecha y el chaku (chaco). Lo mismo pasó con la música, instrumentos como el charango, el arpa, violín, etc. fueron incorporados al arte musical, lo mismo pasó con los alimentos ofreciendo una mixtura que sumada a otras etnias nuestra comida peruana es una de las más apreciadas del mundo. otro ejemplo claro que revive nuestra fusión cultural, es la procesión del Señor de los Milagros tiene sus orígenes en los aborígenes creyentes del dios Pachacamac (Señor de los Temblores), infundieron sus creencias a los mulatos supersticiosos, quienes pintaron un mural con la imagen de Jesucristo, pero que en realidad adoraban a sus propios dioses, creándose una síntesis religiosa de gran arraigo popular subsistente.
c) Resistencia cultural: Frente a la agresiva imposición religiosa realizada por los extirpadores de idolatrías, impulsó la aparición de movimientos de resistencia ideológica. Como lo hizo Hernando Hacaspoma de Cajatambo (1657) afirmaba ser sumo sacerdote y ministro de ídolos y socaypacha (curandero). Enseñaba el dualismo religioso, planteando que había un dios y una religión para los blancos y otra para los nativos, estos últimos debían honrar a las huacas y a los malquis (momias y espíritus de sus antepasados); sin embargo Hacaspoma aconsejaba a los comuneros asistir por cumplimiento a los servicios dominicales, para no despertar sospechas en los curas españoles. El mecanismo de resistencia ideológica era establecer una diferencia entre la ética cristiana y la ética andina. Si bien participaban en los ritos católicos, existía un fuerte rechazo a la doctrina cristiana.
En otros caso, las diversas formas de asimilación cultural solo fueron un disfraz para conservar las tradiciones andinas y el espíritu de resistencia frente a la agresión militar e ideológica de los españoles.
El más importante movimiento de resistencia ideológica andina del siglo XVI fue el del Taki Onqoy que se traduce al castellano como "canto de dolor o danza de la enfermedad". Este movimiento estalló en Ayacucho y Andahuaylas en 1565. Su líder fue Juan Chocne, junto a dos mujeres andinas llamadas Mama Oqllo y Mama Wako, quienes tomaron los nombres de Santa María y María Magdalena, respectivamente.
A pesar de una intensa campaña de cristianización forzada y destrucción sistemática de la cultura andina, subsistió una parte de los cultos, creencias, mitos, ética, etc. pero revestidas con formas cristianas católicas. El autodidacta José Carlos Mariátegui, decía: "El protagonismo indígena subsistió bajo el culto católico".
Otro efecto fue el surgimiento del mito Inkarri. los españoles narraban cómo Santiago Apóstol, que evangelizó España, había sido descuartizado; Su cuerpo estaba en Santiago de Compostela y su cabeza no se sabía dónde. Contaban que la cabeza estaba buscando el cuerpo y cuando se uniera, Santiago volvería a liberar a España de los musulmanes que la habían invadido. Los nativos andinos reemplazaron a Santiago por el Inca que había sido también descuartizado por los españoles. En esta versión, las partes separadas del Inca algún día tendrán que juntarse para liberar al mundo andino del invasor y vivir en paz.
El fin de la resistencia andina contra la invasión española, tanto militar como ideológica, fue el inicio de una lucha que continuó las clases dominadas en el Perú colonial, porque a lo largo de los siglos XVII y XVIII las masas campesinas, los mestizos y esclavos se enfrentaron contra el sistema colonial español, hasta desembocar en las grandes rebeliones andinas del siglo XVIII como las de Juan Santos Atawallpa y José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II).
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