En el imperio inca hubo veneración de diosas femeninas, a las que se creían encargadas de velar por el mantenimiento humano. Sostenían que gracias a ellas, el mar y la tierra, las dos fuentes más grandes de recursos alimenticios, eran de fecundidad inagotable. Se las denominaba Mamacocha y Mamapacha: madre mar y madre tierra, respectivamente.
Las diosas incas estaban muy relacionadas a la producción agraria y pesca; pero también hay que considerar entre ellas a la luna, que con las dos anteriores conformaban el trío de las diosas panandinas. Se la veneraba mucho por las ñustas, pallas y collas de la etnia inca. Tenía infinidad de templos, pero los más conspicuos estaban en la isla Coatí y en la llacta del Cusco. Los incas incluso le dedicaron una fiesta: la de Coyarraimi. Los yungas de pacasmayo, por igual, adoraban a la luna en un templo en lo que ahora está el santuario de la virgen de Guadalupe (La Libertad). Sin embargo había una diferencia: los chimús lo consideraban como varón en contraste a los andinos que lo imaginaban como mujer. Todo el reino de los chimú fue dedicado a la luna. Justamente la palabra chimú o chimor significa tierra de la luna.
A nivel regional admitían a otras, En los andes norcentro a Mama Rayguana, guardiana de distintos alimentos: papas, ocas, ollucos, mashuas y quinua. De acuerdo al mito, con la finalidad de obtener dichos productos como semillas, el zorzal (chihuaco/tordus) logró que un picaflor (quindi,sirhuar) le recibiera un puñado de pulgas que echó en los ojos de Mama Rayguana, con la desesperación de rascarse los párpados, soltó a su hijo llamado Conopa. Entonces un águila le arrebató al pequeño, ofreciendo devolvérselo sólo cuando Mama Rayguana repartiera aquellos frutos a los hombres. La diosa tuvo que ceder, donando a los andinos las papas, ocas, ollucos, mashuas y quinua. En tanto que a los costeños les dio maíz, yucas, camotes y frijoles, comenzando a partir de aquella fecha el sembrío en los andes. El ídolo de Mama Rayguana era de piedra, pequeña y prieta. La homenajeaban cuando limpiaban las acequias.
Urpayguachac fue otra esposa de Pachacamac, posiblemente una de sus mujeres principales. Se le consideraba madre de los peces y de las aves marinas. Tuvo varios hijos, entre ellos Aucatama: protector del agro y del ganado. Urpayguachac tenía poderes para convertirse en paloma y volar por el firmamento.
Cataguan fue otra diosa femenina de Huamachuco y Cajamarca; pero debieron haber muchas diosas más. Solamente en el área de Huanchor (alto rímac) los extirpadores de religiones andinas, citan a Mamañamca (mujer de Huallallo Carguancho); a Chaupiñamca, protectora del agro y de la fecundidad, por lo que en sus festividades campeaban las escenas eróticas. Otra diosa fue Cahuillaca, una especie de diosa del amor.
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