Durante el siglo XVI el rey no solo gobernaba sino que encarnaba a la misma nación. El monarca podía dictar leyes, administrar justicia, gravar con impuestos, nombrar funcionarios y mantener ejércitos, de esta manera ejercía un poder sin ningún control. El rey era la única fuente de autoridad política y su voluntad no debía conocer límites. Existía un firme concepto de que el origen de su poder era un mandato divino, es decir, dicho poder provenía de Dios.
Desde fines de la Edad Media diversos pensadores habían argumentado sobre la necesidad de atribuir al Estado una dimension centralizadora y que la figura que debía encarnar dicha autoridad era el rey. En esta línea avanzó el pensamiento de Nicolás Maquiavelo, expresado en el Príncipe que tuvo muchos seguidores. Los más importantes fueron los siguientes:
- Thomas Hobbes (1588-1679): Autor de Leviatán, sostenía que los gobernados debían, por medio de un pacto, renunciar a todos sus derechos en favor del gobernante, que debía brindarls seguridad interna y externa.
- Hugh de Groot (1583-1645): Conocido también como Hugo Grocio, sostuvo como Hobbes que solamente una autoridad ilimitada del monarca podía garantizar la paz interna y externa.
- Jean Bodin (1530-1596): Su obra se enmarca dentro de una línea de pensamiento que justificó el poder absoluto de los monarcas con argumentos religiosos. Así en su República defendió el origen divino de la figura real.
- Jacques Bossuet (1627-1704): Señaló que, siendo el poder del gobernante de origen divino, sin importar que sus actos fueran justos o injustos, tiene carácter sagrado, por lo que atentar contra él es un sacrilegio.
Si bien el poder del monarca era supremo, no era exclusivo, al menos en la teoría, puesto que existían instituciones representativas, como parlamentos, dietas, cortes o estados generales. Sin embargo, dichas instituciones perdieron paulatinamente capacidad de acción, como consecuencia de haber ofrecido resistencia a la centralización del poder. Surgieron entonces los consejos reales, que al estar integrados por consejeros elegidos por el rey no representaban una amenaza para su poder.
El absolutismo no se impuso de manera total en Europa; Inglaterra mantuvo un sistema político en el cual el poder del rey se vio limitado por la existencia del parlamento inglés. Por su parte Holanda también constituyó un gobierno dominado por la burguesía, principalmente por los comerciantes.
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