Tras el plebiscito estipulado en el Tratado de Ancón por parte de Chile y por ende un rompimiento diplomático entre ambos países, será durante el oncenio de Leguía quien realizará una serie de negociaciones para llegar a un arreglo, se acordó en 1922 someter al arbitraje del presidente de los EE.UU. los asuntos no cumplidos en el Tratado de Ancón. Por entonces el gobierno peruano sostenía la improcedencia del plebiscito, porque se pensaba que después de cuarenta años de ocupación chilena mediante la política de chilenización, las condiciones de la población peruana en Tacna y Arica habían variado sustancialmente, lo cual no era cierto, porque los tacneños y ariqueños a pesar de todo, permanecían fieles al Perú. Por su parte Chile sostenía la procedencia del plebiscito, pensando que su política de chilenización había resultado.
El 4 de marzo de 1925 dio su fallo el presidente de los EE.UU. Calvin Coolidge resolviendo la realización del plebiscito. Una comisión especial denominada Comisión Plebiscitaria, integrada por un delegado del Perú, otro de Chile y un representante del presidente de los EE.UU. tendría a su cargo dicha realización. Instalada la comisión en Arica, comprobó al poco tiempo que el plebiscito era improcedente por los reiterados abusos que cometían las autoridades chilenas motivando el retiro de los representantes del árbitro norteamericano, generales John Pershing y William Lassiter, y el delegado del Perú Manuel de Freyre Santander.
Chile frustró el plebiscito porque en plena campaña plebiscitaria sus autoridades hicieron un sondeo secreto entre la población chilena y peruana de Tacna y Arica, llegando a la conclusión de que si se realizaba el plebiscito, Chile lo perdía.
Fracasado el plebiscito, se reiniciaron al poco tiempo las negociaciones directas entre ambos países bajo la presión de los EE.UU. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el nombramiento de embajadores extraordinarios en Lima y Santiago, a su vez la iniciación de las negociaciones en Lima, entre el presidente Leguía y el plenipotenciario chileno en Lima, Emilio Figueroa Larraín, sobre la base de lo que se denominó la partija del territorio. Estas negociaciones dieron por resultado la firma en Lima, entre el ministro de relaciones exteriores del Perú, José Rada y Gamio y Figueroa Larraín. el 3 de junio de 1929. Perdiendo definitivamente la provincia de Arica y la reincorporación de Tacna al Perú, aunque la propia Tacna sufrió una tercera parte de su territorio con las azufreras y el volcán Tacora, así como una tercera parte de la provincia de Tarata, quedando dichos territorios supeditados a la provincia de Arica, enclaustrando a Tacna.
La frontera establecida en ese tratado es la siguiente:
- Una línea que parte del lugar en la costa denominado Concordia. 10 Km al norte del puente sobre el río Lluta, para seguir al oriente paralela a la vía de la sección chilena del ferrocarril de Arica a la Paz y distante 10 Km de ella.
- Esta línea tiene las inflexiones necesarias ( se desvía más de los 10 Km de la línea del ferrocarril) para utilizar en la demarcación los accidentes geográficos cercanos que permitan dejar en territorio chileno las azufreras del Tacora y sus dependencias. Luego la línea de frontera se acerca al ferrocarril, pasando por el centro de la Laguna Blanca, en forma que una de las partes quede en el Perú y la otra en Chile y termina en la frontera con Bolivia.
- Chile cede a perpetuidad a favor del Perú, todos los derechos sobre los canales de los ríos Uchusuma y Maure, sin prejuicio de la soberanía que le corresponde ejercer en la parte que dichos canales corren por territorio chileno, pero Chile constituye en esos lugares un amplio derecho de servidumbre a favor del Perú.
- Chile se compromete a construir dentro de los 1,575 metros de la bahía de Arica, un malecón de atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera y una estación terminal para el ferrocarril a Tacna, gozando en esos lugares el comercio de tránsito del Perú.
- Chile entrega al gobierno peruano seis millones de dólares, así como todas las obras de propiedad del gobierno chileno que quedaban en los territorios entregados.
Por un protocolo complementario firmado ese mismo día los dos gobiernos se comprometieron a no ceder a una tercera potencia sin previo acuerdo entre ellos, la totalidad o parte de los territorios que por el Tratado quedaban bajo sus respectivas soberanías, ni podrán, sin este requisito, construir nuevas líneas férreas internacionales, osea que el Perú está impedido de construir el ferrocarril de Tacna a Bolivia.
Tanto el tratado como el protocolo fueron aprobados por el congreso del Perú el 2 de julio del mismo año y sus ratificaciones canjeadas en Santiago el 28 de julio. El 28 de agosto de 1929, de acuerdo al artículo 4to del Tratado, Chile devolvió al Perú a Tacna.
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