La ciudad de Alejandría asombra por su orden y amplitud. Sus calles de 6 a 10 metros de ancho según su categoría, estaban en cuadrícula. En cada barrio había una gran plaza rodeada de pórticos por los que se podía pasear. Las viviendas recibían agua gracias a un sistema de acueductos y canales. Uno de los muelles enlazaba con una isla donde se levantaba una gran torre de mármol de 120 metros: el faro de Alejandría, una de las siete maravillas del mundo antiguo. En lo alto del faro ardía toda la noche un fuego atizado por esclavos y cuyo resplandor podía verse a 50 kilómetros mar adentro. La biblioteca de Alejandría fue la más importante de la antigüedad. Congregó a numerosos copistas, escribanos, bibliotecarios, traductores y otros especialistas.
Una de sus principales actividades fue copiar obras griegas, que se pedían prestadas a Atenas. Además, se confiscó, hasta que fuera copiado, todo manuscrito encontrado en los barcos que llegaban a la ciudad. Se calcula que conversó más de 500 000 rollos de papiro.
Fuente: Historia universal santillana Tomo 4
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