El punto de partida del derecho romano fueron las 12 tablas. Como era muy complicada y hasta a veces contradictoria, necesitaron de intérpretes, los primeros de los cuales fueron los pontífices. A los comentarios pontificios se sumaron los ejemplos de sentencias de los pretores y los edictos o leyes complementarias que estos daban.
El derecho fue concebido como una disciplina reguladora de la conducta y de las relaciones sociales. En efecto, se fueron dictando normas adecuadas a sus necesidades, pero sobre todo acordes con el bien público. El derecho público fue la sistematización de los derechos y las obligaciones del Estado y los ciudadanos; el derecho privado regulaba las relaciones entre cónyuges, padres e hijos, acreedores y deudores, y entre propietarios y arrendatarios; el derecho de gentes o internacional establecía las relaciones entre los distintos pueblos. Asimismo los romanos establecieron prácticas y procedimientos para entablar juicios y demandas, para juzgar y dictar sentencias.
El primer texto legal que existió fue la ley de las doce tablas, a él deben agregarse las normas y disposiciones emanadas de las instituciones republicanas (senado, asambleas, pretores) así como las disposiciones de los emperadores.
La primera recopilación del derecho romano se llevó a cabo en la época del emperador Adriano (121 a.C.) quien encomendó al famoso jurisconsulto Salvio Juliano que reuniese todas las leyes vigentes; su obra se conoce como edicto perpetuo. A partir de entonces las constituciones imperiales modificaban, agregaban o simplemente ratificaban lo contenido en dicho edicto.
Durante el imperio apareció la costumbre de interpretar la ley; esta obra era realizada por los jurisconsultos más renombrados y sus interpretaciones debían ser seguidas fielmente por los jueces.
La codificación del derecho romano fue llevado a cabo por primera vez en el siglo VI d.C. por el emperador Justiniano.
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