Con la muerte de Cápac Yupanqui se inició el encumbramiento de los anancusco. Estos asaltaron el templo del Sol (Inticancha). El complot tuvo éxito y proclamaron inca a uno de su parcialidad: Inca Roca (Inca Roq´a); entre sus primeras medidas que tomó de inmediato es tomar como esposa a Cusi Chimbo, viuda del extinto Cápac Yupanqui, a quien mató haciéndole beber una pócima, hecho probatorio de que los dos tramaron su asesinato.
Inca Roca no ocultó sus medidas ambiciones; restauró el sistema político de Taipicala, recuperando la jefatura de los anan, interrumpida desde aquel año nefasto en que los invasores aymaras destruyeron el Estado Puquina (Tiwanaku), dando muerte al rey de Anantaipicala. Dividió los poderes en tal sentido que el jefe inca de la facción de Urin quedó sólo a cargo del sacerdocio del Sol, con su residencia fija en el Inticancha. Los incas de Anan retomaban bajo su control la actividad civil, política, judicial y militar. Dos incas, pero el de Anan con más potestad que el otro, dejándolo simplemente para fines religiosos, salvo en ciertas ocasiones en que podía sustituir al de Anan. De ahí por qué Roca es el primer jefe de la etnia Inca que aparece oficialmente ostentando el nombre de Inca.
Los incas restauraban lo que sus antepasados puquinas de Taipicala, una diarquía o dos jefes: Uno de Anan y otro de Urin. Por esa razón Inca Roca abandona el Inticancha, dejando esta residencia para el sumo sacerdote.
Se lanzó a la conquista de la etnia Masca (Paruro), aliada de los Urincusco. El rey Masca Cusi Huamán, fue apresado y confinado al Cusco. Derrotó a los pinaguas (Muyna), dando muerte al sinchi Muyna Pongo; en tanto el otro sinchi, Huamán Topac, fugó sin saberse a dónde; después incursionó por Quiquijana y conquistó Caitomarca a 30 Kilómetros siguiendo la ruta sureña, territorio que lo perdió pronto por el error de no dejar guarniciones.
Por entonces los Chancas ya estaban en la márgenes del Apurímac, esperando la coyuntura para abalanzarse sobre el reino de Ayarmaca (Anta-Jaquijaguana). Sin embargo fueron paralizados por Inca Roca que los detuvo gracias al auxilio de tropas mercenarias que contrató en Canas y Canchis, etnias libres y distintas a la etnia Inca. Años más tarde incursionó por el Este, hacia Paucartambo, sólo deteniéndose ante la floresta de la ceja de selva. Su desacierto, como el de sus antepasados, era invadir y conquistar, sin dejar guarniciones de inspección y vigilancia para apuntalar sus adquisiciones. Avanzó poniendo en fuga a los chancas, siendo posible que haya incursionado hasta Andahuaylas, pero sin ninguna resonancia política y militar de importancia. Sin embargo todas ellas no pasaban de ser expediciones de saqueo, sin preocuparse de anexar estos territorios; pero si tenía éxito afianzando su poder frente a los Urin.
En vista de que Inca Roca abandonó el Inticancha se hizo edificar su propio aposento en Anancusco. Estableciéndose a partir de entonces el hábito de que cada Inca construyera su residencia personal, no heredando ni ocupando la de su antecesor. Los incas de Urin, por el contrario, uno tras otro seguían viviendo en el Inticancha, de conformidad al rol que cumplían.
Mejoró la Llacta (ciudad) canalizando el Huatanay y disponiendo la apertura de canales para la conducción de agua limpia para el abastecimiento de los cuatro barrios. También se preocupó para que a los muchachos y jóvenes de la élite, como en la vieja Taipicala, se les instruyera en el arte de las armas, manejo de los quipus (nudos y cuerdas para los registros de contabilidad), conocimiento del idioma y de su historia étnica, incluyendo sus mitos y leyendas. Tomó como esposa principal a Mama Micay, hija de Soma Inca, jefe de la etnia Huallacán (Paulo/Yucay), de cuya unión nació Tito Cusi Huallpa (Yawar Huacac).
Pero como previamente Mamay Micay había estado prometida al rey de Ayarmaca,éste despechado declaró la guerra a los huallacanes. Luego de algunos años de hostilidades pactaron la paz bajo la condición de que los huallanaces entregaran al niño Tito Cusi Huallpa a los ayarmacas. Para ello tejieron un ardid: Invitaron al niño a visitar Huallacán, terruño de su progenitora, donde fingiendo un descuido, lo dejaron raptar por los ayarmacas, llevándoselo al pueblo de Amaro. Cuando Tocay Cápac ordenó matarlo, el niño lloró con excesivo sentimiento, al punto de caerle hasta lágrimas de sangre según la leyenda. Enternecido el Cápac de los ayarmacas, le conmutó la pena mandándolo a pastorear sus rebaños. De donde para su seguridad, lo condujeron al pueblo de Aguayrocancha, capital del Estado Ayarmaca. Inca Roca por su parte no se atrevía atacar y rescatar a su hijo temeroso de que lo mataran en represalia.
Todo esto indica que el señorío o curacazgo de los incas seguía siendo pequeño y débil, en comparación con los pujantes y activos ayarmacas. Un año permaneció allí el pequeño, hasta que Chimbo Orma, mujer de Tocay Cápac e hija del señor de Anta, que le había tomado cariño tramó con los parientes de su etnia un plan para liberarlo. Alertados los ayarmacas los persiguieron hasta la laguna de Guaypón (cerca a Chinchero), donde fueron derrotados en una escaramuza. De allí fue devuelto al Cusco, donde joven ya, fue designado correinante con su padre: Una manera de investir al futuro sucesor y también una táctica para evitar las luchas por la sucesión. Lo realizado por los Anta fue considerado un gran favor hacia los incas, por lo que les dieron el trato de hermanos. Años después, para poner punto final a los líos con los ayarmacas, se pensó en un intercambio de mujeres: Mama Chiquia, hija de Tocay Cápac, fue cedida a Tito Cusi Huallpa (Titu Kusi Wallpa); mientras que la ñusta (princesa) Curi Ocllo, hija de Inca Roca, fue dada como esposa al rey de los ayarmacas. Así fue que Inca Roca incrementó su poderío. Otro de sus hijos famosos fue Vicaquirao, brillante en la conquistas de años posteriores. En su tiempo también nació Apo Mayta, otro guerrero ilustre.
Inca Roca, hombre que tuvo don de mando y que gobernó con mano dura a su etnia, dejó bastante descendencia, la que recibió el nombre de Vicaquirao Panaca. Su cuerpo fue hallado en el pueblo de Rarapa, junto a su ídolo de piedra que lo representaba.
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