Cusi
Yupanqui, tomó posesión de todo lo que arrebató a sus enemigos: Ídolos, armas,
ropas, provisiones, vajillas, joyas, hatos, prisioneros, etc. Y rápida,mente se
preparó a celebrar las fiestas de triunfo; los prisioneros fueron reunidos en Yahuarpampa
y llevados al Cusco para festejar la victoria, pisándoles los cuerpos. También
trajeron consigo el rico botín chanca; pero Cusi Yupanqui quería que su padre
fuera el que solemnizara las diversiones y a la par tomara posesión de lo
ganado a sus enemigos. Cuando Cusi fue a ver al viejo Inca, lo halló
conversando con Huamán Huaraca, quien habría logrado la capitulación de
Wiracocha (Huiracocha); pero al enterarse de la verdad, Huamán Huaraca lloró
profundamente. Wiracocha rechazó el ofrecimiento de Cusi yupanqui; por el
sencillo hecho de que Urco era el que debería llevarse las palmas de la
victoria por se corerinante, que pese a lo ocurrido debería seguir en el poder;
hecho que indignó y ofendió a los héroes, quienes se negaron a la petición del viejo
Inca.
Desaparecido Urco y neutralizado Huiracocha, se preparó la coronación de Cusi Yupanqui como Inca, la que se realizó con gran pompa y esplendor, tomando posesión del ushno (trono), mascaipacha, sunturpáucar y el champi. Vino a ser en realidad el número 11 de la serie conocida de los señores del Cusco,si contamos a Tarco Huamán y a Urco: Dos de los reyes borrados de la lista pública de jefes cusqueños. Tomó el nombre de Pachacútec, que quiere decir persona con quien comienza una nueva era: El que cambió el destino político y militar de su Estado, convirtiéndolo de un simple señorío en un poderoso imperio. En el mismo Inticancha se casó con Mama Anahuarque, hija del señor de Choco, aparte de la cual tuvo otras mujeres secundarias.
Uno de sus primeros actos fue suprimir de la historia oficial a Inca Urco, lo que no fue posible del todo ya que sus execrables fechorías eran tan indelebles que fue imposible relegarlo al olvido total por los anan y urincusco, de modo que su imagen y recuerdo infame perduraron por más de 100 años entre los habitantes de aquella llacta, con tanta nitidez que, en 1571, un pintor cusqueño reconstruyó su retrato con suma facilidad. Lo que si lograron fue eliminarlo de la relación pública de los incas correinantes, considerado como el peor castigo para un Capac (rey o poderoso) que humilló a la etnia Inca.
Vencidos los chancas, muy pronto la etnia inca resultó poseedora de magníficos medios de conquista y dominación exterior, con tanto éxito que los avances y sometimientos iban a ser unos tras otros, pese a lo abrupto de la geografía.
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